Las calzadas romanas en Toledo son un testimonio fascinante de la ingeniería y la organización del Imperio Romano. Estas vías no solo facilitaban el transporte y el comercio, sino que también eran esenciales para el movimiento de tropas y la administración del vasto territorio romano. Toledo, conocida en la época romana como Toletum, se convirtió en un importante núcleo urbano gracias a su estratégica ubicación junto al río Tajo.
Si te gusta mi blog, te informo que acabo de publicar este libro. Es una novela policíaca cuya trama se desarrolla en la ciudad de Toledo. Tiene pinceladas de historia de los escenarios donde se desarrolla la trama. Está ambientado en la actualidad, pero los asesinatos rememoran antiguas leyendas traídas al presente. Si quieres leerlo, lo puedes comprar en Amazon, a través del siguiente enlace: https://amzn.eu/d/0dKTl8ieUno de estos caminos que unía la
ciudad con el sur peninsular es el que pasaba por el Puente de Alcántara,
rodeando la actual ubicación del Castillo de San Servando, de la que aún quedan
algunos restos sobre la zona militar del arroyo de la Degollada.
Aunque no está documentado, hay
quien piensa que, en la zona de la Reconquista, en el entorno del circo romano,
existía una “Vía Sacra”, que daría nombre posteriormente a la Puerta de
Bisagra, cuyo destino sería Emérita Augusta (Mérida), pasando por la Calzada de
Oropesa. Esta ruta era vital para el comercio y la comunicación entre el sur y
el centro de Hispania.
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