Muy cerca de la plaza de Zocodover se ha rehabilitado un espacio que ya existía entre los siglos XII y XIV.
Toda el área que ocupa está
situada donde en esa época había un palacio perteneciente a la familia Trastámara,
de ahí el nombre de una de las calles donde se encuentra.
Este conjunto pasó a propiedad de Don Diego García de Toledo, que le da nombre al propio Corral de Don Diego.
Antes de entrar al recinto, nos encontramos con una puerta de acceso al corral decorada con un precioso dintel de granito. En el patio había un aljibe, para recoger el agua de lluvia.
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Por la izquierda accedemos a un patio donde hay una pequeña acequia de agua. En época islámica servía para distribuir el agua mediante canales a todo el conjunto ajardinado, que ahora se ha querido recrear con la plantación de especies de todo el mundo.
Pero quizás el elemento más
destacado es el Salón Rico. Se entra por una enorme puerta de color granate con
una preciosa yesería de origen árabe en la parte alta del portón. La planta es
cuadrada. En el techo se ha recuperado un espectacular artesonado del siglo XIV
con forma de octógono, también de origen mudéjar y realizado en madera.
En este artesonado se han
encontrado 4 escudos heráldicos. Se sospecha que se realizaron en honor a
cuatro caballeros de Toledo del siglo XIV que murieron en diferentes batallas
históricas. Igualmente, podemos observar lectura cúfica (árabe) alrededor del
arco de yesería interior y de la propia cúpula artesonada.
El relieve tiene estrellas de 8
puntas de color rojo y decoradas en plata. El objetivo simbólico era que al
entrar los reflejos diesen la sensación de un cielo estrellado. En el centro
del suelo había una fuente que no podía ser pisada y que comunicaba
directamente con el centro del artesonado, dándole al espacio un carácter ideal
para hacer grandes negocios. De hecho, durante muchos años los musulmanes en el
siglo XIII utilizaron este lugar como mercado de la lana.
Toda esta riqueza ornamental fue destruida
en el siglo XV, tras un gran incendio debido a los enfrentamientos entre
cristianos conversos (judíos convertidos al cristianismo) y cristianos viejos.
Sólo quedó la portada y el salón.
Se intentó recuperar, pero al
final se abandonó, utilizándose durante años como un taller, un garaje, una
carbonería y otras dependencias.
En la actual rehabilitación se ha
recuperado como espacio escénico, recordando a su uso como Corral de Comedias
en el siglo XIX.
Además, se ha creado una nueva
calle que conecta la plaza de la Magdalena con la zona del Teatro de Rojas, a
través del propio Corral.
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