La Sala Capitular de cualquier templo religioso se utiliza para celebrar los llamados “capítulos” o reuniones extraordinarias de su Cabildo. El Cabildo es el órgano de gobierno, en este caso de la catedral.
De aquí viene la expresión
“llamar a capítulo”, cuyo significado ha evolucionado, como muchas otras
expresiones, en algo totalmente diferente. En la actualidad “llamar a capitulo”
significa “llamar la atención”.
También procede de aquí la
palabra capitular que significa rendirse ante algo por la fuerza o a través de
un pacto.
La Sala Capitular de Toledo es
una habitación que se puede visitar y es realmente espectacular. El pórtico de
acceso a la sala ya es muy llamativo. Se accede primero a una antesala con unos
armarios de madera labrados, que servían de vestuario a los canónigos.
El propio aposento tiene un bonito
artesonado dorado y policromado. Resalta la silla arzobispal y la bancada de
madera para los asistentes, que junto con los retratos de los arzobispos de
Toledo y los preciosos fresco con escenas de la Virgen y Cristo, rodean la sala.
Desde fuera del templo, la
estructura rectangular de la Sala Capitular es perfectamente visible porque resalta
del resto del ábside semicircular. De sus fachadas de piedra granítica destaca,
en el último piso de ladrillo, una especie de galería de arcos que conservan
los ganchos de hierro para el secado de las velas y los cirios que se
fabricaban en la propia catedral, ya que durante años el espacio se utilizó
como obrador de cera.
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