Esta plaza se encuentra junto a una de las principales entradas del primer recinto amurallado. En ella convergen varias calles cuyos nombres evocan los gremios de artesanos, oficios y comerciantes que, durante la Edad Media, tenían aquí sus talleres y comercios. Así encontramos la calle Cerería, donde trabajaban los artesanos de la cera; la calle Mesones; la calle Zapaterías, conocida hoy como calle San Francisco; y la calle Carnicerías. Además, la Corredera discurría a lo largo de la muralla.
Durante muchos años, Talavera se convirtió en un cruce de caminos clave, donde los comerciantes se detenían, lo que propició la proliferación de mesones y una intensa actividad comercial. Esta dinámica fue tan notable que la plaza llegó a ser conocida como la Plaza del Comercio durante un tiempo. Además, en otra época, también se instaló en esta plaza el rollo de justicia de la ciudad.
Aunque esta plaza tuvo otros nombres a lo largo del tiempo, el pueblo siempre la llamó Plaza del Reloj. Esto se debe a que, en el siglo XVI, se instaló un reloj sobre la torre albarrana adosada al arco de San Pedro, que marcaba el ritmo de vida de la ciudad. Desde entonces, siempre ha habido un reloj en esta plaza, situado en distintos edificios a lo largo de los años.
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