Paseando por Toledo es frecuente encontrarnos esferas
macizas de piedra en las esquinas de
edificios, conventos, iglesias e incluso la catedral.
Con estos símbolos los ciudadanos de Toledo sabían que en
esas viviendas existían pozos o aljibes. Convivieron con nosotros durante toda
la Edad Media y Moderna. Estos depósitos de agua tenían varias funciones.
Veamos algunos ejemplos:
-USO DOMÉSTICO. Ésta era su función más común. Hasta que el
Tajo se canalizó en el siglo XIX, el río sufría grandes crecidas, pero también
grandes períodos de sequía. A estas situaciones hay que sumar las dificultades
de llevar el agua desde el Tajo hasta las casas, debido a las malas condiciones
orográficas del terreno, y al gran desnivel existente entre el río y la urbe.
Por esta razón muchas casas de Toledo contaban con estas
cisternas de agua debajo del patio común de las viviendas. Normalmente estaban
recubiertas de azulejos, para que no se filtrase el agua. La forma de llenarse
era mediante: la recogida del agua de la lluvia, las corrientes de agua
subterránea o con agua trasladada a mano desde el río, desde una fuente cercana
o desde un manantial.
La mayoría de las veces el agua no era potable, con lo cual
parte de él se filtraba y depuraba con piedras porosas y se utilizaba para beber
y cocinar. Pero la mayor cantidad de agua se utilizaba para la higiene
personal, lavar la ropa, la construcción o para la limpieza de la ciudad. Por
esta razón solía haber dos aljibes, uno para cada función. Si se daban las
condiciones acuíferas necesarias existían pozos en lugar de aljibes o ambos.
Sin embargo, a la gente pobre no le quedaba más remedio que
bajar al río a beber y a los lavaderos que existían a la orilla del cauce.
-INCENDIOS. El sistema de calefacción en esta época era
principalmente a través de braseros o chimeneas. Además, muchos de los
materiales de las viviendas eran de madera, más barata que las construcciones
de piedra. Esto provocaba incendios con más frecuencia de lo deseado. La forma
de sofocar los incendios era acudiendo a las casas cercanas, donde estaban los
pozos y aljibes.
-CONVENTOS. Las monjas de clausura de los conventos
toledanos contaban normalmente con dos aljibes: uno para lavar la ropa de los
nobles ricos y otro para su abastecimiento
o ayuda a los pobres en épocas de largo estiaje.
En épocas de mucha sequía, al no poder salir del convento
para reponer sus aljibes, muchos nobles pagaban a los aguadores o azacanes para
que llenasen los aljibes de estos conventos. Se le llamaba la “limosna de
agua”.
-DEFENSA. Durante la Edad Media a los habitantes y
gobernantes les preocupaba que Toledo fuese atacada a través del asedio, parapetándose
en el exterior de las murallas, y no dejando salir ni entrar alimentos y agua a
la ciudad. Estos aljibes les servirían para subsistir dentro de la muralla,
asegurándose agua potable.
Actualmente, muchos nombres de calles de Toledo recuerdan
estos pozos.
“La bebida más peligrosa es el agua, te mata si no la
bebes”, El Perich.
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