Azarquiel fue un
toledano nacido en el año 1028, cuando Toledo era una taifa musulmana. Su
nombre es un apodo castellanizado, que se lo pusieron debido a que tenía los
ojos muy azules (zarcos), algo poco frecuente entre los árabes. Si bien, hay
que tener en cuenta que muchos de los musulmanes del Al-Andalus no eran árabes,
sino cristianos españoles islamizados y arabizados, con algún ancestro remoto
árabe, sirio o berebere. Por ejemplo, los califas de Córdoba eran pelirrojos de
ojos azules, Abderramán III era rubio porque parte de su familia era de
Navarra, como su madre. Boabdil era alto, rubio y de ojos azules, nacido en
Oslo.
Igualmente, en esa
época dentro de la clase dominante fue muy frecuente que emires y califas tomasen
como esposas a hijas cautivas de Reyes vencidos, incluso jóvenes raptadas en la
estepa Rusa, que tenían descendencia con ellos y por genética ocurría eso.
Natural de una
familia analfabeta, empezó a trabajar en una herrería, comenzando a fabricar instrumentos
científicos muy precisos (astrolabios), que le encargaban astrónomos árabes y
judíos de Toledo. Por aquella época Toledo era el Centro Astronómico de Europa
por excelencia.
Aprendió de estas
personas de ciencias y de sus libros antiguos, a los que le dieron acceso. Gracias
a su enorme inteligencia, empezó a entender la astronomía de una forma superior
a sus propios maestros, convirtiéndose en un destacado astrónomo, astrólogo,
geógrafo y matemático.
Cuando Alfonso VI
conquista Toledo en el año 1085, Azarquiel se marcha a Córdoba, donde siguió
estudiando hasta que muere en el año 1100.
Se deben a él
algunos de los siguientes logros:
-Creó la azafea,
instrumento con el que podían realizarse los cálculos de los movimientos de los
astros y planetas desde cualquier parte de la Tierra. Esto supuso un gran
avance en la navegación.
-Escribió Las
Tablas Astronómicas de Toledo. Recogió en ellas la situación en el cielo de los
diferentes tipos de astros y planeta. Predijo las fechas en las que se
producían diferentes fenómenos como las fases de la luna, los eclipses solares
e incluso la aparición de algún cometa, pronosticando las próximas fechas en
los que se producirían dichos fenómenos.
Estas tablas han
sido utilizadas posteriormente por astrónomos durante los siglos XII y XIII. Fueron sustituidas posteriormente por
las de Alfonso X el Sabio, que estaban basadas en las de Azarquiel, y que
se han estado usando hasta la aparición de los satélites artificiales, los
cuales han realizado pequeñas correcciones.
- Se dio cuenta
que la Tierra no era el Centro del Universo.
- No estuvo de
acuerdo con las teorías que defendían que las trayectorias de los planetas eran
circulares, prediciendo que podían ser movimientos ovalados, figura geométrica
muy parecida a la elipse, forma ésta de la trayectoria real de los astros. Se
adelantó de esta forma 5 siglos a Kepler y Newton.
-Consiguió calcular
cual era la distancia máxima que la Tierra podía estar del sol.
-Construyó un reloj
de agua automático, un genuino robot del siglo XI.
-Como astrólogo,
estudió la influencia de los planetas sobre las personas según la posición del
zodíaco. El horóscopo actual se nutre de los estudios de Azarquiel.
La Comunidad
Científica ha nombrado muchos cráteres de la luna, con el nombre de personajes
importantes de la Historia de España, rindiéndoles homenajes de esta forma. Uno
de estos cráteres de 108 km. de diámetro lleva por nombre Azarquiel. También
otros personajes toledanos han dado nombre a cráteres lunares como El Greco o
Alfonos X, el Sabio. Vamos que hay 3 toledanos que subieron a la luna antes que
los americanos.
Hoy en Toledo se
le recuerda gracias a un instituto que lleva su nombre, el IES “Azarquiel”. La
foto de la escultura de Azarquiel que publico está en el patio de este
instituto. También el puente que une el Polígono con Toledo lleva su nombre.
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