Transcurría el siglo II después de Cristo en Toledo. Por
todas las calles se anunciaba el próximo día en el que se iba a celebrar una
carrera de cuadrigas (4 caballos tirando de un carro). Se detallaba el número
de carreras y el nombre de los competidores. En este caso era para celebrar una
importante fiesta del calendario romano. En otras ocasiones el espectáculo era
por motivos sociales y políticos, como exhibición de los personajes más distinguidos
del momento.
La previsión era que esta carrera durase todo un día, por lo
que la perspectiva era que pudieran disputarse docenas de carreras. Los aurigas
(conductores de los carros) solían ser esclavos o personas de clase muy baja,
aunque si tenían éxito gozaban de una gran popularidad, como Messi o Ronaldo en
el fútbol actual. Ahora bien su esperanza de vida era muy corta, pues con
frecuencia fallecían en accidentes durante las carreras.
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Varias horas antes de la celebración del evento, las calles
de Toledo se vaciarían de gente, pues la mayoría estarían en el circo. En el
“hipódromo” había 2 gradas: las interiores a las que se accedía mediante
vomitorios y las exteriores cuyo acceso se llevaba a cabo a través de escaleras
dispuestas sobre arcos.
Al igual que ocurre en los campos de fútbol
actuales, también habían tribunas para las altas personalidades políticas y
religiosas que eran las que sufragaban las carreras. En estas tribunas se
hacían negocios y se tomaban decisiones importantes. La disposición del público
reflejaba el estatus social, los mejores sitios eran ocupados por las clases
sociales más elevadas, que pagaban por ello, mientras que los pobres no pagaban.
Los Graderíos estaban hechos de granito la grada de abajo y de madera la de
arriba.
Una vez que los más de 15.000 espectadores ocupaban las
gradas, las 12 cuadrigas accedían por la Porta Pompae (Puerta de la Pompa), daban
una vuelta de honor alrededor de la espina (parte central del circo), y se
disponían en las cárceles que eran cajones donde se disponían los carros,
ubicadas hacia el río Tajo. Había 4 equipos y cada uno estaba representado por
un color, reflejado en la túnica de los aurigas. Los colores eran el rojo,
blanco, azul y verde. Cada grupo era apoyado por sus propios admiradores, como
ocurre actualmente en las carreras de automovilismo.
Antes del comienzo se sorteaba la posición en la salida de
cada cuadriga. La posición más favorable era la que estaba más cerca de la
spina (parte central), puesto que así el carro recorría menos metros al girar. Cuando
los carros estaban preparados, el anfitrión tiraba un paño conocido como mappa
para indicar de esta forma el inicio de la carrera. Durante la competición unos
jueces se encargaban de que todo fuese legal. Había que dar 7 vueltas corriendo
en sentido contrario a las agujas del reloj. En un extremo de la spina había
unos huevos que indicaban los giros y el número de vueltas que quedaban para
finalizar.
Una vez empezada la carrera los espectadores hacían sus
apuestas económicas sobre quién sería el ganador. Había personas que incluso
apostaban su propia libertad, convirtiéndose en esclavos si perdían. Estas
apuestas en ocasiones provocaban auténticas trifulcas y peleas. Cada grupo de seguidores manifestaba
su apoyo a base de gritos e insultos hacia los aurigas y los caballos
contrarios, de tal forma que intentaban excitarlos para provocar su
desconcentración.
La habilidad de los aurigas para evitar caer en los giros o
que te tirasen era más importante que la velocidad. Los accidentes eran
frecuentes y se consideraba que una carrera sin ellos era aburrida. Por esta
razón iban atados al carro y llevan un cuchillo para cortar las riendas que le
unían al caballo si se caían. En cada carrera había unas cuadrillas que se
dedicaban a retirar los restos de carros, animales y aurigas que se
accidentaban para evitar que otros vehículos chocasen con los restos.
El ganador de la carrera era el primer carro que completaba
las 7 vueltas, aunque el carro traspasase la meta sin el conductor, porque éste
se hubiese caído durante la carrera. El vencedor salía por la Puerta Triunfal,
situada al principio del parque, en la zona mejor conservada, que además era la
zona por donde las cuadrigas tenían que girar.
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