Continuando con algunas costumbres que todavía perduran desde la Época
Medieval, veamos algunas curiosidades en torno al acto del enterramiento por
parte de los cristianos y lo que le rodea:
-EL CORTEJO: las personas más
adineradas en sus testamentos dejaban dicho el número de misas que debían
decirle a su muerte. También especificaban las personas que tenían que
acompañar al cortejo fúnebre. Por ejemplo, El Greco dejó dicho el número de
misas, iglesias dónde se tenían que celebrar, personas asistentes y forma de
decir la misa.
Si el fallecido era de una cofradía,
le tenían que acompañar los cofrades, algunos monjes, niños pobres y huérfanos, aparte de sus
familiares. Para Dios estas personas eran encantadoras, por lo que intermediarían
por su alma.
-LA MORTAJA: muchos ricos querían
ser amortajados con el hábito de una orden religiosa, ya que de esta forma
conseguían el perdón de los pecados. Por ejemplo, era muy común ir al otro
mundo vestido con el hábito de la orden franciscana, demostrando de este modo
la humildad del propio San Francisco. Esta costumbre reportó a esta orden
muchos beneficios económicos, pues no era gratis vestirse con su hábito.
-FLORES: el origen de llevar
flores a los muertos se remonta también a épocas muy antiguas. La razón era que
los fallecidos eran velados durante varios días, con el objetivo de comprobar
que no regresaban de la muerte. Teniendo en cuenta que las técnicas de
embalsamiento en aquella época no estaban muy desarrolladas, ni estaban al
alcance de todos, los cuerpos se descomponían y desprendían un desagradable
olor. Para enmascarar ese hedor, se quemaba incienso y se cubría al fallecido
con flores variadas de distintos olores y colores, para aromatizar el ambiente,
y hacer el velatorio más agradable.
Con el tiempo, se afianzó la
costumbre de llevar flores a los muertos, no sólo durante el velatorio, sino
también en días concretos, como el 1 de noviembre, día de todos los santos.
-CIPRESES: desde hace muchísimos
años es habitual, sobre todo en los países mediterráneos, plantar cipreses en
los cementerios. Esto es debido a que el ciprés es un árbol muy vistoso, que no
varía ni su forma ni su color, es alto, frondoso, longevo, de hoja perenne,
soporta bien los cambios de temperatura y no necesita ningún cuidado. Su raíz
crece de forma vertical y recta hacia abajo, con lo que no perjudica a las
sepulturas.
Esta costumbre ya se llevaba a
cabo en las civilizaciones griega y romana. En esta época se le atribuía a este
árbol un carácter simbólico, pues consideraban que su forma ascendente
encaminaba las almas de los difuntos hacia el cielo.
En la mitología griega existe el
mito de Ciprasio, que traducido es Ciprés. Cuenta el mito que Ciprasio tenía un
ciervo domesticado al que quería muchísimo. Por error mató a su ciervo, lo que
le causó un gran dolor y pena. No soportándolo solicitó al Dios Apolo que le
permitiera llorar al ciervo eternamente. Apolo convirtió a Cipriaso en un árbol
(ciprés). Desde ese momento este árbol quedó relacionado con el duelo tras la
pérdida de un ser querido.
-ORIGEN DE LA PALABRA CEMENTERIO:
proviene del término griego koimhthrion, que significa lugar donde dormir,
dormitorio.
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