INQUISICIÓN. La Inquisición que actuó en la
península, tuvo en Toledo uno de sus principales escenarios. A la corona de
Castilla, y por tanto a Toledo, no llegó hasta el año 1476, desapareciendo el
año 1837. Pero en Europa empezó muchísimo antes, en el siglo XII.
Inquirir
significa indagar, sonsacar. Éste fue el objetivo primero del Santo Oficio.
Averiguar sobre la verdad de la herejía de una persona. En la corona de
Castilla su origen era perseguir a los judíos conversos, pero enseguida el
Santo Oficio también se ocupó de pequeños delitos como la brujería.
Aunque
muchas de estas brujas fueron torturadas y condenadas a muerte, hay que
especificar que murieron muchísimas más brujas a manos de los Tribunales
Civiles, en los países europeos protestantes como Inglaterra o Alemania,
que a través de la Inquisición, en países católicos como España.
BRUJAS. Para hablar de la persecución hacia
las brujas, lo primero que hay que conocer es que las mujeres a las que la
iglesia y los Tribunales civiles llamaban “brujas”, eran en realidad mujeres
que experimentaban con plantas medicinales con el objetivo de calmar los
dolores propios y de otras mujeres. Por esta razón muchas fueron condenadas a
la hoguera.
Era
una época en la que solo los hombres podían estudiar carreras de ciencias o
medicina. Estos estudios estaban prohibidos para las mujeres, que eran vistas
como perversas y pecadoras.
ESCOBAS VOLADORAS. En el siglo XIV se empezó a
identificar a las brujas volando sobre escobas. La razón la encontramos en que
al experimentar con plantas medicinales, algunas de ellas como la mandrágora y
otros hongos venenosos, producían al tomarlas efectos alucinógenos.
Estos
efectos les producían sensaciones relajantes y placenteras, pero les provocaban
efectos secundarios como irritaciones de piel y vómitos. Con el tiempo se
dieron cuenta que aplicándose este ungüento en la piel obtenían efectos más
beneficiosos, además de no tener efectos secundarios. Finalmente, comprobaron
que el mejor lugar para darse este ungüento alucinógeno era la vagina, el resultado
placentero y sedante era muy grande y sin ningún efecto secundario.
De
esta forma, empezaron a embadurnar un palo de escoba para frotárselo en sus
partes más íntimas. A partir de esta práctica, muchos pintores de los siglos XV
y XVI simbolizaron a las “brujas” volando sobre escobas completamente desnudas.
En
cuanto a verlas volar sobre las escobas es debido, a que cuando la Inquisición
las juzgaba, muchas brujas manifestaban que durante los efectos del alucinógeno
se quedaban adormecidas, y tenían la sensación de volar sobre grandes montañas
y verdes campos.
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