viernes, 5 de junio de 2020

PUERTAS DE MADERA EN TOLEDO Y CLAVOS


Al pasear por Toledo no solemos fijarnos en la diversidad y belleza de las puertas de madera que nos encontramos al pasear por sus estrechas calles. 

Tampoco reparamos en la decoración de estos accesos a las viviendas, ni mucho menos en sus significados.

El ORIGEN de las puertas de madera se remonta a Egipto. La más antigua es la de una tumba del año 4.500 a. de C. Igualmente, las 4 puertas que se encontraron en la tumba de Tutankamon están datadas en el año 1.350 a. de C. Están revestidas de oro con incrustaciones de esmaltes azules.

El labrado de las puertas musulmanas no contiene ninguna representación, debido a que lo prohíbe su religión, por lo que la mayoría tienen formas geométricas.

Sin embargo durante la Edad Media los portones de casonas, palacios y conventos son más sofisticados y bellos. La madera es abundante, sólida y robusta, debido a que en esta sociedad violenta, una de sus funciones principales era la función de protección. Los cierres que utilizan son cerrojos y cerraduras de diversos tipos. Las sociedades pacíficas han tenido siempre arquitecturas y cerramientos más ligeros.

Muchas de estas puertas han sido conservadas por los dueños de los edificios. Otras han sufrido el paso de los años, pero sin duda todas conservan su encanto, que se magnifica con el envoltorio que representan los callejones y adarves toledanos donde se encuentran.

Uno de los elementos que podemos ver en estas puertas son clavos de cabeza ancha que enmarcan buena parte de la puerta.

El CLAVO como elemento alegórico está profundamente relacionado con el cristianismo y el símbolo de la cruz. En el caso de la crucifixión, los clavos son los elementos que fijan el cuerpo humano a la cruz de madera.

En los primeros siglos de la Iglesia cristiana todas las pinturas y esculturas representan a Cristo clavado a la cruz con 4 clavos. A partir del siglo XIII algunos artistas en sus representaciones de la crucifixión, empezaron a utilizar solamente 3 clavos.

El distintivo del clavo también está relacionado con el alfabeto hebreo. Este alfabeto está formado por 22 letras y cada una de ellas tiene significado alegórico. Una de estas 22 letras simboliza al clavo, la letra "vav". La forma de la letra "vav" representa a un garfio o clavo, como forma de unión. Tiene la misma función que la letra Y del idioma castellano.















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