Este reloj consta de dos esferas: una que da a la calle y que se encuentra encima de la propia puerta, y otra que da al interior de la catedral. En la maquinaria que hay dentro de la catedral se puede observar una inscripción donde aparece el nombre del relojero, Manuel Gutiérrez. Está fechado en el año 1792.
LA MANECILLA. Llama
la atención que las dos esferas tienen una sola aguja, que marca exclusivamente
las horas. Esto es debido a que su función era la de anunciar las horas
canónicas de los rezos fuera de la propia misa. Se le denomina liturgia de las
horas.
En realidad, es una división del
tiempo empleado durante la Edad Media en la mayoría de los territorios cristianos
de Europa, y que seguía el ritmo de los rezos de los religiosos. Este ritual
divide el día en 7 partes:
Maitines: antes del amanecer. Laudes:
con las primeras luces del día. Prima: a
las 6 de la mañana, después del amanecer. Tercia: a las 9 de la mañana que es
la tercera hora después de amanecer. Sexta: a las 12 de la mañana. Nona: sobre
las 15 horas. Vísperas: en torno a las 18 horas, cuando se pone el sol. Completas:
antes del descanso nocturno, hacia las 21:00. Estos horarios variaban en
función de la estación del año.
Las horas a su vez se dividían en
dos: horas mayores en las que era obligatorio que toda la comunidad
eclesiástica acudiese a orar a misa. Correspondían con los Maitines, los Laudes
y las Vísperas. Y horas menores en las que no era obligatorio ir a misa. Al
escuchar el reloj se interrumpían las labores y había que orar en el lugar
donde se encontrasen.
EL NUMERO IIII. Si miramos
con atención el reloj observaremos que en la posición del 4 no aparece la
inscripción romana IV, sino que curiosamente aparece escrito con 4 palitos
(IIII). También lo veremos en otros relojes como el de la puerta del Sol de
Madrid o el del Ayuntamiento de Orense, entre otros.
Hay múltiples teorías sobre el
porqué de esta forma de representar el 4. Veamos algunas de ellas, que no todas:
-Estética: por la simetría en
cuanto al número de dígitos con su opuesto el VIII.
-Histórica. El rey Carlo V de
Francia al encargar un reloj, le recriminó al relojero el haber escrito el 4 como
IV y no como IIII. El artesano le dijo que se equivocaba. El rey, apodado el
Sabio, le dijo que él nunca se equivocaba y lo tuvo que cambiar. A partir de
ahí muchos relojeros no se atrevían a contradecir a los reyes por temor y se mantuvo
la tradición.
-Comodidad y confusión. El IV al
quedar boca abajo en la esfera es más difícil de leer y además es fácil de
confundir con el VI, que también queda boca abajo.
LA MAQUINARIA. Está
distribuida en dos salas. Sobre la esfera interior, justo bajo el rosetón de la
torre, vemos dos autómatas con forma de robot que actualmente no se usan y que
tocaban una especie de campanadas hacia el interior anunciando las horas
canónigas.
En los bordes tiene una curiosa y
bella ornamentación, donde aparecen ocho bellotas posadas sobre copas que
representan la eternidad y en el centro un ángel con una guadaña, que
simbolizan todo lo contrario, el tiempo finito.
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Foto rescata de la página del consorcio, donde aparecen los autómatas.
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