lunes, 25 de octubre de 2021

LA ALHÓNDIGA DE TOLEDO.


DEFINIÓN. Las alhóndigas o alholíes eran edificios de origen islámico. En esa época eran mesones y lugares de venta. A partir del siglo XVI, ya en época cristiana, se convierten en locales para el almacenamiento y comercialización del trigo.

FUNCIONES. Los primeros años pertenecían a comerciantes particulares. Posteriormente se convirtieron en lugares oficiales, normalmente pertenecientes al Ayuntamiento, dedicados a guardar y vender el trigo, evitando la especulación en el precio que existía cuando pertenecía a particulares. Era muy importante sobre todo en los años de mayor pobreza y escasez.

El trigo lo utilizaban los agricultores para sembrarlo. Cuando llegaba la recogida de la cosecha, tenían que devolver lo prestado más un interés, que no era dinero sino también trigo. A este interés se le llamaba “creces”. Y de esta época y esta actividad procede la expresión que todavía utilizamos cuando decimos: “se lo he devuelto con creces”.

OTROS USOS. En el año 1808, durante la Guerra de la Independencia, cuando los franceses llegan a Toledo, los más de 10.000 soldados que invadieron la ciudad, consumieron todo el trigo acumulado en la alhóndiga. Desde ese año nunca más volvió a existir como almacén de grano, pues en España se suprimieron estos pósitos o almacenes por Decreto el 20 de enero de 1834.

Posteriormente ha tenido muchos otros fines: almacén miliar durante la mencionada Guerra de la Independencia, matadero municipal en 1869, estación de autobuses de Toledo en los años 60 del siglo pasado, etc. Actualmente, no tiene más uso que el de almacén municipal.

UBICACIONES. En el año 1117 se encontraba cerca de la catedral, en la calle Trinidad. Más tarde se trasladó a los alrededores de Zocodover, en la plaza que hay frente al Museo de Santa Cruz, siendo este sitio más apropiado por estar próximo al río y por tanto a los molinos. 

Por último, el alcalde Juan Gutiérrez Tello lo situó donde está hoy, bajo el Miradero. Se construyó aquí entre 1575 y 1582 aunque se destruyó debido a que se cayó una enorme piedra de la parte de arriba. Se reconstruyó hacia el año 1636, funcionando con este propósito hasta 1808.

EL EDIFICIO. Es rectangular, muy sencillo y funcional. Tiene grandes y fuertes pilares de piedra que dividen el espacio en naves con tres alturas. El exterior tiene un zócalo de piedra con ladrillo.

Quizá lo más interesante sean las dos portadas exteriores del edificio, colocadas en el año 1960, procedentes del antiguo y desaparecido convento de los Trinitarios Descalzos. Este convento estaba situado en lo que es actualmente la plaza y la calle del Salvador.

Estas portadas son de estilo plateresco, con dinteles y una de ella con un bonito tímpano sobre el propio dintel. En ambas puertas podemos ver la cruz de la Orden Trinitaria.






 

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