Los dos
criterios fundamentales que siempre se han tenido para fundar una población son:
la abundancia de pastos para el ganado y la cantidad y calidad de agua potable
disponible en el asentamiento. De estos factores dependía el sostenimiento, bienestar
y desarrollo del pueblo o ciudad.
Hasta bien entrado el siglo XX, los pobladores se asentaban cerca de ríos, arroyos, pozos o manantiales para tener acceso al agua. Dependiendo de su procedencia esta agua se utilizaba para el consumo humano (beber y guisar), para lavar o para la construcción.
Acarrear el agua hasta las casas suponía un gran esfuerzo, pues no siempre el agua se encontraba cerca de las viviendas. Para el consumo humano el agua se trasladaba de la forma más eficaz con burros o cántaros, e incluso se compraba a los aguadores. Pero para lavar se acudía al río, arroyo o manantial, surgiendo los LAVADEROS.
Cuando el río o arroyo era caudaloso, aunque no en exceso, las lavanderas acudían allí y lavaban la ropa, constituyendo los denominados lavaderos naturales. Esto solía ocurrir durante las estaciones más lluviosas. Aquí surgía la rivalidad entre las lavanderas (siempre mujeres) por lavar la ropa en la parte más arriba del río, donde estaba más limpia y evitaban el agua ya usada. Para remansar el agua creaban pequeñas presas con piedras.
Sin embargo, en las estaciones más secas muchos de estos acuíferos se secaban o bajaba muchísimo el caudal, con lo que se tenían que acumular el agua en lavaderos artificiales hechos por el hombre. En estos lavaderos se recogía las aguas de manantiales alejados y seguros, a través de fuentes, o bien directamente se llenaban cogiendo el agua con cubos de los pozos perforados junto a estos lavaderos..
Las lavanderas utilizaban para restregar la ropa un lavadero de madera estriado con patas, como el de la foto que perteneció a mi madre. Se solían proteger las piernas con plantas o con ropa vieja. Cuando en invierno helaba era necesario romper el hielo para poder trabajar. En esta época las mujeres eran exclusivamente las que realizaban esta actividad. Dado que no había cremas solares solían acudir, incluso en pleno verano, con más ropa de lo normal para protegerse del sol. La cabeza se la protegían con un sombrero de paja y se tapaban el rostro con pañuelos a excepción de los ojos.
El hombre sólo intervenía en ocasiones sacando el agua de los pozos para llenar los lavaderos, si no había manantiales, tarea que solían hacer el día anterior. También participaban yendo a recoger la ropa con los burros o mulas, cuando la climatología impedía hacerlo manualmente a las mujeres. Si llovía mucho la ropa pesaba excesivamente para llevarla a cuestas, aunque a la gente más pobre no la quedaba más remedio que hacerlo.
En la época estival la ropa se tendía en el césped o en los juncos que había junto a los lavaderos para que se secase al sol. Es curioso como todavía en el siglo XXI seguimos utilizando la palabra tender para referirnos al secado de la ropa, cuando ahora no se “tiende” sino que se “cuelga”. El uso de una palabra de forma continuada hace que esa palabra pueda adquirir otro significado. Lo mismo ocurre con la expresión “hacer la colada”: esta tarea consistía en mezclar la ceniza con agua, cocerla para obtener la lejía y colarla después del lavado, con el objetivo de blanquear la ropa.
A última hora de las tardes de verano los mozos del pueblo acudían a los lavaderos a dar de beber a las caballerizas después de trabajar en el campo. Se aprovechaba esta circunstancia para encontrarse hombre y mujeres jóvenes y poder flirtear a luz del atardecer.
En Toledo hay pinturas que nos hacen pensar en la existencia ocasional de lavaderos públicos urbanos como los situados en la Plaza de las Fuentes, junto al Colegio de Doncellas donde estaban los Baños árabes del Cenizal, o el lavadero público que existía en el Jardín del Armiño, junto al Convento de San Clemente. Debido a la orografía del terreno, muchas casas contaban con aljibes para abastecerse del agua de lluvia o llenarlos comprando el agua a los azacanes o aguadores. A los pobres que no podían no les quedaba más remedio que bajar al río.
En mi blog hay varias entradas donde se explican los diferentes oficios relacionados con el agua en Toledo, así como las diferentes formas de abastecimiento a lo largo de la historia: https://descubretoledoconmanuel.blogspot.com/search/label/EL%20TAJO
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