Una torre albarrana es la que perteneciendo a una muralla, puede estar apartada de la muralla o, como en el caso de Toledo o Talavera de la Reina, pegada a ella hacia el exterior mediante un muro o un pequeño puente.
El objetivo de este tipo de torres es proteger el propio acceso
a la muralla, desde un lugar más alejado. También se consigue que el enemigo se
encuentre con fuego cruzado, elimina posibles ángulos muertos, y si es
arrebatada por el enemigo se puede destruir el puente, impidiendo el acceso al
interior de la muralla.
Cuando está alejada de la muralla como la torre del Oro de
Sevilla, sirve además de baluarte
defensivo para hostigar, como atalaya u observatorio de la llegada del enemigo.
La palabra albarrana procede del árabe y significa literalmente
“la de fuera”, de ahí que este tipo de fortificaciones existan sólo en la
Península Ibérica. La mayor concentración de torres albarranas se encuentra
Talavera, donde hubo hasta 18. Actualmente, podemos observar en buen estado de
conservación 7.
En Toledo hay 4 torres albarranas: la Torre de Hierro del siglo
XII al lado de la casa del diamantista, la Torre circular de Alfarach por
debajo de las Cortes de Castilla-La Mancha (muy deteriorada y escondida), la
Torre de la Almofala, bajando desde la Puerta de Bisagra hacia la estación de
autobuses y la Puerta del Sol y de la Luna, que aunque es una puerta de acceso,
por sus características parece que también tuvo carácter defensivo.
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