Los judíos, cristianos y
musulmanes nos diferenciamos mucho a la hora de enterrar a nuestros muertos. Ya
escribí sobre las costumbres musulmanas y cristianas. Hoy analizaremos los
cementerios judíos en general y los de Toledo en particular.
LOCALIZACIÓN EN TOLEDO. Podemos
hablar de dos cementerios judíos: uno situado cerca del parque del Circo Romano
y otro en el Instituto “Azarquiel” y alrededores. En general, lo normal es que
hubiese tan sólo un cementerio judío por localidad, debido al pequeño número de
población que existía en las ciudades. En el caso de Toledo se han localizado
dos debido a que desde el año 1085 y hasta principios del siglo XIV la
comunidad judía aumentó considerablemente.
El último descubrimiento se
produjo en el Instituto mencionado en el año 2008, tras excavar para construir
un nuevo edificio. Pero una vez descubierto, la comunidad judía, como viene
siendo habitual, se negó a que se excavase cualquier lugar sacro de naturaleza
judía. Sólo permitió que se estudiasen
algunos restos, para datarlos y comprobar el origen. Una vez estudiados y registrados,
se volvieron a dejar en su sitio y se construyó encima. Excavaron un trozo
de terreno de 300 metros cuadrados en el que se identificaron 107 tumbas que se
ubicaron alrededor del siglo XII.
Las tumbas estaban bien
conservadas ya que eran muy hondas (entre 2,5 y 3 metros). Los cuerpos se
encontraban en el interior de una cámara hueca, reforzada con una cúpula en
forma de cañón y de ladrillo que la cubría y que servía de cierre subterráneo.
Se le denomina lucillo.
Había espacios rectangulares bien demarcados,
seguramente pertenecientes a una sola familia, aunque las tumbas eran
individuales y no se superponían ni estaban pegadas unas a otras. Igualmente, aparecieron
restos repetitivos de una madre con un niño a su lado, supuestamente se
trataría de mujeres fallecidas durante el parto. Se demostró que les cubriría
un sudario y apenas tenían ajuar. Los cuerpos estaban boca
arriba, los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y la cabeza inclinada hacia
un hombro.
EXTENSIÓN: se desconoce la
extensión de estos dos camposantos, debido a que sólo se tiene constancia de
algunas sepulturas, aunque hay mucho material y lápidas con inscripciones
judías a lo largo de toda la ciudad, formando parte de cimientos de edificios
posteriores. Otras están conservadas en el Museo Sefardí y en el Museo Arqueológico
de Madrid.
Este
expolio fue autorizado por los reyes después de la expulsión de los judíos en
el año 1492. En Barcelona incluso antes, hacia 1391. Aun así, la presencia de
estos cementerios ha sobrevivido incluso como nombre, es el caso de Montjuïc en
Barcelona o Gerona (Montjuic es el topónimo de cerro judío). Esta necrópolis
judía es la más grande encontrada en Europa. Se sabe de la existencia de
alrededor de 20 cementerios judíos medievales en la Península. Con el paso de
los años el terreno se usa como zona de huertos o campos de cultivo, y hacia
mitad del siglo XX se empieza a urbanizar, quedando las tumbas bajo los
edificios y el asfalto.
CARACTERÍSTICAS. Para esta
comunidad el cementerio es el lugar donde los cuerpos sin vida reposan mientras
esperan la resurrección. Cuando se instalaban en las ciudades, compraban el
terreno donde iban a ubicar el cementerio, antes incluso de la construcción de
la sinagoga. Se ubicaban a extramuros. La judería tenía que tener acceso
directo al cementerio, para evitar el paso por el interior de la ciudad, aunque
debía estar alejado y separado del propio barrio. El terreno tenía que estar en
pendiente, en la ladera de alguna colina cercana a la ciudad, sobre roca o
tierra virgen, cerrado por un muro y orientado hacia Jerusalén. El musulmán,
sin embargo estaba integrado en el paisaje que lo rodeaba.
Las tumbas son sencillas,
con una sola lápida, donde venía una inscripción para familiares y amigos. Entierran
al fallecido sin ataúd, aunque hay excepciones, tapan el agujero con tierra y
lo cubren con piedras en lugar de con flores. Más tarde, pasado un año desde el
entierro, se colocaba la lápida.
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