Los musulmanes, durante todos los siglos que vivieron en Toledo, instalaron
los cementerios para enterrar a sus familiares fuera de la muralla. Solían
estar emplazados junto a los caminos que llevaban a las puertas principales de
acceso a la ciudad.
Se puede decir que fuera de la muralla, bajo el actual pavimento, Toledo es
como un tapiz de tumbas, toda una enorme necrópolis, un auténtico yacimiento
arqueológico.
Algunas de las características de estos cementerios son las siguientes:
-Eran zonas concurridas, pues solía ser práctica habitual que hombres y
mujeres fueran a pasear por ellos, montando en ocasiones tiendas de campaña
entre las sepulturas para resguardarse del sol y de las miradas de los
curiosos.
-Las tumbas estaban excavadas a poca profundidad, a unos 60 centímetros del
suelo, y muy estrechas. Los cadáveres eran enterrados en posición lateral, envueltos
en un sudario, normalmente sin ajuar, con la cabeza orientada hacia la Meca.
-En cuanto a los tipos de sepulturas había una gran variedad, dependiendo
del nivel socioeconómico del fallecido y su familia: las más humildes tenían al
lado una piedra o pilar en la cabecera o las esquinas. Las que pertenecían a
personas más influyentes tenían, además, una estela con uno o más cipos
cilíndricos. Aquellos muertos de alto rango se enterraban bajo una qubba: una
especie de construcción cuadrada con cúpula de madera, de forma semiesférica. Esta
qubba solía tener a su alrededor muchas tumbas de personas que consideraban que
de esta forma aumentaba su espiritualidad, transferida por la influencia de
aquél.
-En Toledo los cementerios musulmanes estaban ubicados en la Vega Baja,
cerca del río, desde la Puerta de Cambrón hasta la antigua Basílica de Santa
Leocadia. También se situaban en torno a la Fábrica de Armas, el parque del
Circo Romano y por el actual camino hacia el cementerio. El último hallazgo de
una necrópolis musulmana se localizó a primeros del año 2017, cerca del circo
romano, frente a la Policía Local de Toledo. Se han encontraron más de 200
cuerpos, probablemente procedentes de entre los siglos X y XII.
Características de los cipos funerarios:
-Los cipos son columnas o pequeños pilares que se colocan verticalmente
encima de la tumba. Suelen estar hechos de mármol. Un extremo se enterraba en
la tierra, el otro extremo estaba adornado con una inscripción decorativa
parecido a un collar. En el centro, enmarcado en un marco o rectángulo, se
colocaba el epitafio con los datos sobre el difunto. Estas inscripciones
estaban hechas con escritura cúfica (un tipo de escritura islámica muy difícil
de traducir). También había muchísimos cipos lisos y sin ningún tipo de
inscripción, que son los que más predominan en Toledo.
-Las estelas y los cipos contenían el nombre, rango del fallecido, fecha de
la muerte, edad, fe que profesaba y algún epitafio de carácter religioso.
-Estos cipos los podemos encontrar en Toledo en multitud de sitios. La
mayoría de ellos están reutilizados en los muros como material de construcción
o como elementos decorativos. Hay algunos en los alrededores de la Ermita del
Cristo de la Vega, en la fachada de la Puerta de Cambrón con escritura cúfica y, principalmente hay varios expuestos en el patio del Museo
de Santa Cruz.
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