martes, 24 de septiembre de 2019

CONVENTO DE SAN PEDRO MÁRTIR EN TOLEDO.


Desde el año 1993 este bonito edificio es la sede Universitaria de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, coexistiendo armoniosamente el ambiente universitario con el arte y la historia que respira el lugar.

-ORIGEN: Los Dominicos llegan a Toledo hacia el año 1209. Poco a poco empiezan a tener importancia en la ciudad, y en 1230 Felipe III les proporciona unas casas para vivir, fundando el Convento de San Pablo, situado en lo que actualmente son las ruinas que se ven al subir las escaleras mecánicas de Safón. Debido a la humedad y a las crecidas del río, convencen al rey sobre lo insano del lugar.

Finalmente en el año 1407 el rey les dona unas casas cerca del convento de San Clemente, en la parte más alta de la ciudad, zona a la que se trasladan, refundando su convento bajo la advocación de San Pedro Mártir, dominico italiano inquisidor, que fue torturado en el siglo XIII.

-ESPLENDOR. A partir de este momento la Orden crece en número e importancia, llegando a ser más de 60 frailes, algunos pertenecientes al Santo Oficio. A finales del siglo XV anexionan más casas, incluso un cobertizo y una calle pública, algo frecuente en aquella época por parte del clero toledano. El edificio llega a tener 12.000 metros cuadrados.

Pero lo que realmente les da poder son dos sucesos: uno fue la instalación en el convento de la primera imprenta toledana, a la que los Reyes Católicos concedieron el encargo de emitir las bulas. El otro el traslado del Tribunal del Santo Oficio en 1485 a las dependencias del Monasterio. De aquí partieron algunos condenados hacia Zocodover, donde se llevaban a cabo los Actos de Fe.

-OCASO DEL MONASTERIO. La desestabilidad del Convento comienza durante la Guerra de la Independencia, cuando el edificio es ocupado por tropas francesas y utilizado como albergue, ocasionando múltiples destrozos en el edificio (aquí se desarrolló la leyenda de “El Beso” de Gustavo Adolfo Bécquer que os conté en otra publicación).

Hacía 1835 se lleva a cabo la Desamortización de Mendizábal, y el Convento pasa a ser Cuartel de Milicias primero, posteriormente Museo y Panteón de Toledanos Ilustres. En 1846 el edificio se cede a la Diputación de Toledo, quien ubica allí las diferentes instituciones provinciales de Beneficencia, incluso un asilo para ancianos y niños, uso que se prolongará hasta finales del siglo pasado, que ya pasa a ser Universidad. 

-EL EDIFICIO. El enorme inmueble está organizado en torno a tres claustros:

El claustro del Silencio: es el más pequeño y antiguo de todos; probablemente pertenezca a una edificación civil que, posteriormente, fue incluida en el conjunto conventual.

El Claustro Real: es el más cercano a la entrada y es de tamaño mucho mayor, se comenzó a construir en 1541. Consta de tres pisos enteramente construidos en piedra.

El Claustro de los Naranjos o de las Procesiones: está situado junto a la iglesia, llamado así debido a que el Ayuntamiento impuso a los Dominicos, la obligación de dejar pasar libremente y a perpetuidad a los vecinos de la ciudad por la iglesia y el claustro, para poder atravesar la calle anexionada al convento. Esta obligación debía cumplirse desde que salía el sol hasta que se ponía, y se hizo efectiva hasta la exclaustración del templo en 1835. Se remodeló a mediados del siglo XVIII y ahora atestigua una sola planta.

La iglesia tiene tres naves con dos capillas laterales y una bella reja de comienzos del siglo XVII. En ella podemos ver los sepulcros de los Condes de Cifuentes, del Conde de Fuensalida, del poeta Garcilaso de la Vega y de la fundadora del convento, Doña Guiomar de Meneses, entre otros. Todo este arte lo desarrollaron arquitectos del prestigio de Alonso de Covarrubias, Nicolás de Vergara “El Mozo” o Juan Bautista Monegros.






No hay comentarios:

Publicar un comentario