miércoles, 18 de septiembre de 2019

EL CIRCO ROMANO.


Los romanos erigieron fuera de la muralla tres grandes construcciones dedicadas a divertir al pueblo: el teatro, el anfiteatro y el circo.
El circo se construyó a finales del siglo I, durante el mandato del emperador Octavio Augusto. Dejó de ser utilizado cuando se perdió la ciudad, a principios del siglo V.
EL ESPECTÁCULO. Estaba dedicado a las carreras de carros tirados por dos, tres o cuatro caballos, denominadas carreras de bigas, trigas o cuadrigas. La orientación del circo era de Noreste a Sureste para no deslumbrar a los participantes.
Los conductores de los carros se denominaban aurigas, y eran personajes muy famosos entre los romanos, más incluso que los gladiadores. En su mayoría eran esclavos o libertos (esclavos con algunas libertades). Llevaban un casco de cuero, un látigo, un cuchillo para cortar las riendas en caso de caída y las piernas protegidas con vendas.
Los espectadores se distribuían en el graderío teniendo en cuenta las diferentes procedencias sociales: los plebeyos en las partes más altas, y los patricios en las zonas más bajas y acomodadas.
No solo procedían de Toletum sino también de los alrededores. Las autoridades toledanas lo pagaban todo y la gente iba gratis a ver las carreras. “Pan y circo” que decía el poeta Juvenal.
ESTRUCTURA. El Circo romano era una copia de los hipódromos y estadios griegos, sólo que mucho más grande. Fue uno de los 7 mejores conservados del Imperio Romano en el mundo. En España hay identificados 6 circos, de los cuales solo los de Mérida, Tarragona y Toledo conservan restos visibles. Esto da al circo romano de Toledo un gran valor artístico e histórico, y a la ciudad de Toledo un papel importante en la administración política y jurídica de la península en época romana.
Tendría una capacidad de entre 15.000 y 20.000 personas. Era un recinto muy alargado de forma ovalada, de unos 408 metros de largo por 87 de ancho, formado por dos lados rectos y paralelos, y otros dos lados curvos.
En la zona central, rodeada de gradas de piedra, se encontraba la arena, partida en dos por un muro pequeño llamado espina, que estaba decorado con estatuas y obeliscos. Su objetivo era diferenciar los sentidos direccionales de la carrera. También había estanques de agua para los caballos y se situaba el marcador que contabilizaba las vueltas que se llevaban dadas.
La grada estaba apoyada en 22 bóvedas, y separada de la arena por un gran muro de piedra, cuya función era la de proteger a los espectadores en el caso de que hubiese algún accidente durante las carreras.
Los otros 2 edificios dedicados al ocio público estarían bajo tierra: el Teatro en lo que es el actual colegio de carmelitas, y el Anfiteatro romano de Toledo, más alejado del Circo y del Teatro, en el barrio de Covachuelas.
USOS POSTERIORES DEL CIRCO. Entre los siglos IX y XV, durante la supremacía islámica, se utilizó inicialmente como hornos para la fabricación de cerámica, como constatan los ocho hornos localizados hasta la fecha.
Más tarde se utilizó por los comerciantes, creando en los graderíos sus establecimientos. También se utilizó como cantera para construcción de edificios.
Posteriormente fue usado como necrópolis, algunos de cuyos enterramientos se pueden observar actualmente.
Con los años fue desatendido siendo resguardo de vagabundos hasta que el Cardenal Lorenzana dispuso tirar las bóvedas.
Actualmente, algunas partes del circo se encuentran a la vista, quedando el resto bajo el suelo del parque donde está ubicado y en las calles próximas, donde pueden verse algunos restos.





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