Transcurría en Toledo el año
1145. Alfonso VII era rey de Castilla. Hacía años que la Gran Mezquita
musulmana, situada en lo que ahora es la catedral, había sido consagrada al
culto cristiano. Desde entonces, la aljama principal para los musulmanes estaba
situada en lo que actualmente es la iglesia del Salvador, situada al comienzo
de la calle Santa Tomé.
Un día cualquiera de este año
sorprendió a la esposa del rey, Doña Berenguela de Barcelona, una tormenta
grandísima que la obligó a refugiarse en esta mezquita. La tempestad, los
truenos y los relámpagos asustaron a la reina, que se encomendó a Dios
suplicándole que aquello terminase rápido. Al momento la tormenta cesó. Doña
Berenguela convenció al rey para convertir la mezquita en iglesia bajo la
advocación de El Salvador.
Aunque como todas las leyendas,
estas vicisitudes han llegado a nosotros a través de la tradición oral y
escrita, tanto una lápida encontrada en el año 1893, como una fuente documental
de 1159, podrían avalar esta conversión de mezquita en iglesia.
Pero para hablar de esta iglesia
habría que retroceder más de 1.000 años, para situarnos primero en el período
tardo romano (siglo II) y después en el visigodo, pues se han hallado
muchísimos restos de estos períodos, que confirman que esta iglesia puedo ser
templo romano primero e iglesia visigoda después, antes de convertirse en
mezquita.
De todo esto se deduce que esta
iglesia es uno de los templos más antiguos de la ciudad y con mayor número de
restos tanto romanos, visigodos y árabes alojados en sus muros.
CARACTERÍSTICAS DE LA IGLESIA. En
la fachada principal lo primero que llama la atención es la torre con el
campanario, que era el antiguo alminar de la mezquita. Se puede ver
incrustaciones de tiras visigodas reutilizadas y sillares de la época romana.
El campanario es de época barroca. La escalera en espiral es del siglo XI,
cuando Toledo era taifa musulmana.
Se entra por una escalera que
desciende, donde hay ruinas de un arco islámico, que fue la anterior entrada a
la mezquita, por lo que está orientada en dirección a la Meca. Hay un gran
desnivel entre la calle y el suelo de la iglesia, lo que nos aproxima a la
situación de la calle en época medieval.
Al entrar lo primero que llama la
atención son sus 7 arcos de herradura que reposan sobre 6 columnas romanas y un
pilar visigótico, probablemente reaprovechados de construcciones ya existentes.
La pilastra visigoda es preciosa y llamativa, debido a sus esculpidos de
escenas de la vida de Jesús y sus milagros.
A la derecha de esta arquería se
encuentra la capilla de Santa Catalina, edificada en el año 1498. Tiene una
reja plateresca y en ella hay blasones de los Reyes Católicos.
En un lateral de la iglesia hay
una escalera por donde se accede a los restos de la antigua mezquita, situado
debajo de la actual planta de la iglesia.
Al fondo de la iglesia encontramos
un acceso tipo cripta por la que se sale a un patio. En él hay un aljibe, arcos
de estilo mudéjar, restos de muros islámicos donde estuvo el patio de
abluciones de la mezquita y distintas tumbas cristianas, de la época en que fue
cementerio.
Esta iglesia aparece en el
Lazarillo de Tormes y en ella fueron bautizados Juana I de Castilla (Juana, La
Loca) y el dramaturgo Francisco de Rojas Zorrilla.
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