Después de analizar las razones por las que
hay tantas momias en Toledo, veamos ahora dónde se encuentran algunas de ellas
y quienes fueron en vida:
IGLESIA DE SAN CIPRIANO. En esta iglesia se
encuentra la momia de Carlos Venero, que fue el mayor benefactor de la iglesia.
Pagó una gran cantidad de dinero a principios del siglo XVII a cambio de ser
enterrado en este templo. Está situada detrás del altar, bajo el retablo.
Aparece con sus ropajes originales. Es de las momias más antiguas que se
conservan en la ciudad.
En las iglesias hay muchas personas momificadas
de forma natural. Dependiendo del lugar que ocupen dentro del templo, se puede
deducir la categoría del personaje allí enterrado. No es lo mismo yacer en el
altar que a los pies de la iglesia o en una capilla lateral. El altar es la
zona más cercana a Dios, justo debajo de la cúpula, y era destinado para los
personajes más influyentes y ricos.
CATEDRAL. Aunque aquí hay muchas momias, una
de las mejor conservadas corresponde a Sancho IV de Castilla, descubierta en el
año 1947. En ésta se observan perfectamente el ropaje, la espada y la corona.
Las momias te ofrecen muchísima información
de la época en la que vivieron, tanto a nivel antropológico como social y
patológico. Se pueden estudiar las enfermedades que existían en la época, la
edad de fallecimiento, las ropas que se usaban, su clase social. Estos datos
nos permiten conocer las costumbres de aquella época.
IGLESIA DE SAN ANDRÉS. Se observan más de 50
momias. Debieron ser personas que vivieron a finales del siglo XVIII.
Corresponden a cadáveres que ya estaban enterrados en otros lugares. Fueron
trasladados aquí provisionalmente, a una tumba común, de hecho se pueden
observar huesos y cachos de ropajes. La idea era trasladarlos posteriormente a
otro cementerio fuera de la ciudad, pero al final nadie fue a recogerlos ni los
reclamó con lo que se quedaron en este lugar.
Debieron ser personas de clase baja, los más
pobres de la época. El interior de las iglesias se reservaba para la gente más
acaudalada, que solicitaban enterrarse en esos templos y que les rezasen un
número de misas determinadas, a cambio de pagar en vida una buena cantidad de
dinero. Solían ser devotos del santo que daba nombre a la iglesia o simplemente
nacidos y pertenecientes a ese barrio.
CONVENTO DE SAN CLEMENTE. En unas reformas
que se hicieron en el año 1785, aparecieron los cuerpos momificados de 13
monjas incorruptas. Estos cuerpos fueron movidos y enterrados en la Sala
Capitular del convento, donde se encuentran actualmente.
A la hora de estudiar los cuerpos, hay que
tomar muchas precauciones, por esta razón los investigadores suelen ir
cubiertos con una mascarilla o un buzo que les tapa la cabeza.
Estas momias
pueden tener algún tipo de hongo peligroso para la salud. Recordad la famosa
leyenda de la momia de Tutancamón, en la que murieron muchísimas personas que
se encontraban cerca cuando se descubrió, probablemente a causa del contagio de
algún virus o bacteria que tenía la momia.
CONVENTO DE SANTO DOMINGO EL REAL. Aquí
podemos ver la famosa momia de sanchito, llamada así por las monjas, pero que
realmente es el infante Sancho de Castilla, hijo de Pedro I El Cruel. Fue trasladado
por su hermanastra María de Castilla, priora del convento en esa época, a
finales del siglo XIV. Está situado en el bajo coro. Las monjas suelen enseñarlo los domingos después de misa. Si quieres saber más de
sanchito, puedes acceder a otra entrada sobre él en este mismo blog.
Aunque en Toledo no se pueden visitar estas
momias, hay muchas ciudades donde sí se pueden ver, come es el caso de Portugal,
Praga, Paris o Roma.
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