sábado, 9 de noviembre de 2019

CONVENTO DE SANTA ISABEL DE LOS REYES EN TOLEDO.


FUNDACIÓN. Doña María Suárez de Toledo pertenecía a una familia toledana de alto y largo linaje. Tras fallecer su marido llevó una vida religiosa, pobre y austera, por lo que se la conocía como María “La Pobre”. Era familiar de los Reyes Católicos, lo que hizo que Fernando “El Católico” cediese a su tía segunda María los palacios de los Suárez de Toledo y Ayala, que eran de su propiedad por herencia materna. En estas casas palacio María fundo en el año 1477 el convento monasterio de clausura, regido por la regla de las clarisas franciscanas, con el nombre de Santa Isabel de los Reyes.

Igualmente, el cardenal Mendoza cedió un edificio mudéjar adyacente, que antes fue la iglesia de San Antolín, para que las monjas colocasen allí la iglesia del convento. Más tarde se unieron a este enorme complejo diferentes casas colindantes. Todo ello gracias a que los reyes adjudicaron al convento una suculenta renta anual. Igualmente, el papa Alejandro VI concedió a estas religiosas grandes privilegios.

NOMBRE. La fundadora puso el convento bajo la advocación de Santa Isabel de Hungría, porque María de Toledo quiso seguir el ejemplo de la Santa Reina de Hungría que tras enviudar donó su riqueza a los pobres, convirtiéndose en un símbolo de caridad cristiana en el entorno de Europa. El apelativo “de los reyes” es debido a la protección que recibió de los reyes.

PERSONAJES. En una de las alcobas del convento la reina Isabel “La Católica” dio a luz a su hija Isabel, la que luego sería futura reina de Portugal. Isabel dispuso ser enterrada en este templo, y allí se encuentra actualmente, bajo el altar que hay en el coro de las monjas, como una religiosa más y cuya sepultura sólo consta de una sola piedra lisa. En el mismo lugar está enterrada María, la fundadora del convento.

El sepulcro de doña Inés de Ayala, fechado en el siglo XV y terminado en mármoles de color blanco y negro, se encuentra en otra de las capillas del convento.

EL EDIFICIO. A principios del siglo XVI, reinando ya Carlos I, el templo fue reedificado, constituyéndose la iglesia como una sola nave con un artesonado de estilo mudéjar, manteniendo la preciosa portada de acceso a la iglesia de la época de los Reyes Católicos. Asimismo, la puerta que da acceso al convento es la misma por la que se entraba a los palacios de los Suárez de Toledo y Ayala, cuyos escudos podemos ver en la foto de la portada que acompaño.

El edificio consta de cuatro patios denominados: de la enfermería, de los laureles, de los naranjos y de la demandadera. Eran patios de los palacios originales, que después fueron reconvertidos en claustros.

Más tarde se construyó el espectacular retablo de la capilla mayor (ver foto), en el que intervino el famoso escultor Juan Bautista Monegro, así como el magnífico retablo en un lateral de la nave y el precioso coro de las monjas con su original zócalo de azulejos.

Durante la guerra civil fueron deterioradas unas de las esculturas románicas más antigua de España, así como los retablos existentes. Más tarde fueron reformados y podemos disfrutarlos dentro de la iglesia.

Actualmente, se puede visitar tanto la iglesia como parte del convento. También se pueden comprar estupendos mazapanes y pastas que elaboran las monjas.





2 comentarios:

  1. Me encanta el sitio. Tiene mucha historia

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  2. Sí. Es un convento con mucha historia y muy bonito arquitectónicamente. Su iglesia, especialmente su retablo, es una obra de arte en sí mismo. Sus patios tipo claustros también son dignos de admirar. Gracias por tu comentario.

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