domingo, 24 de noviembre de 2019

TERMAS ROMANAS


Las termas eran baños públicos que nacieron en el siglo V a.c. en Grecia. Posteriormente en Roma, siguiendo el ejemplo griego, se construyeron estancias similares pero más amplias.

En Toledo  no se tenía constancia de ningún resto de estas construcciones hasta el año 2002. En esta fecha un residente en el casco de Toledo, al intentar hacer un garaje debajo de su vivienda, advirtió una construcción de piedra que le llamó la atención. Se lo comunicó a las autoridades municipales y el Consorcio de Toledo inició una actuación para recuperar, datar y situar estos restos arqueológicos.

A lo largo de los últimos años en las inmediaciones de estas termas, se han ido encontrando múltiples galerías y restos de lo que podría ser una gran red de conducciones pertenecientes a lo que sería un enorme complejo hidráulico. Estas galerías han sido datadas en los siglos I y II, como un balneario romano de los pocos que podemos ver en España.

La finalidad principal de las termas era la higiene. La mayoría de las personas no tenía baño propio. Los romanos asociaban el baño con la salud. Pero no sólo se utilizaban para bañarse, sino que también comían y bebían en las tiendas que había en el recinto; hacían gimnasia, recibían masajes e incluso había pequeños espectáculos.

En definitiva, eran sitios de ocio, donde se hacían negocios y la gente acudía a ellas para conversar y socializarse. Podían acudir al recinto prácticamente todo el espectro social de la ciudad. Normalmente, abrían a mediodía, después del trabajo, y cerraban al ponerse el Sol.

En los espacios destinados sólo al baño había estancias separadas para hombres y mujeres. Si no había suficientes recintos separados, se abrían unas horas al día para mujeres y otras para los hombres.

Las salas más importantes eran: el caldarium o baño de agua caliente, el frigidarium o baño de agua fría, el tepidarium o zona de agua templada, el laconimun o baño de vapor, el apodyterium o vestuarios y la tabernae o lugar donde se situaban las tiendas. Las salas además estaban adornadas con frescos, mosaicos, estatuas y diversos elementos decorativos. En Toledo se ha encontrado la estatua de un sátiro danzante esculpido en mármol, única en España y de la que solo podemos encontrar una en Roma y otra en Atenas. Actualmente se encuentra en el Museo de Santa Cruz en Toledo.

Debajo de las termas había enterrados unos enorme pasillos con arcadas donde circulaba el vapor procedente de grandes hornos que se alimentaban quemando lecha, y con lo que se calentaba tanto el agua, con el suelo y las estancias. Este sistema se llamaba hypocaustum y corresponde a la estructura de arcos que vemos en la foto. Este tipo de calefacción es parecido a la denominada gloria castellana o al actual suelo radiante. El túnel que se ve es el lugar por el que circulaban los esclavos encargados del mantenimiento de las termas.

Para evitar condensaciones construían una doble pared para que el aire caliente circulara por ese espacio y así conservar las paredes de la humedad.

Muchas de estas estructuras han sido utilizadas en años posteriores como aljibes o silos, tal y como podemos ver en estos restos termales de Toledo. También se han encontrado unas sandalias con tacos de hierro para poder andar por el suelo, pues éste debería alcanzar una gran temperatura.




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