domingo, 1 de diciembre de 2019

BRUJAS Y HECHICERAS EN LA EDAD MEDIA.


DIFERENCIAS. Las hechiceras eran principalmente expertas en botánica y plantas. Utilizaban estos conocimientos para llevar a cabo pequeñas curaciones con emplastes, untes y pócimas, relacionadas con la piel, dolores de cabeza, problemas menstruales o del embarazo, quemaduras, etc. Igualmente, realizaban filtros de amor para conseguir pretendientes. Utilizaban para ello el lanzamiento de huesos, de palos, el pañuelo, las habas o las cartas.

Las brujas empezaban como hechiceras, pero luego se decía que firmaban un pacto con el diablo y se convertían en brujas. Sus poderes iban algo más allá: inducían tormentas, plagas, emponzoñaban los pozos o hacían embrujos y conjuros mágicos.  De hecho la Santa Inquisición distinguía entre los delitos por hechicería y por brujería. El ámbito de la brujera era más urbano y el de la hechicería más rural. Estas prácticas las solían realizan en cuevas (ver foto de las Cuevas de Hércules en Toledo), pues eran perseguidas por la Inquisición.

Aunque estas prácticas desaparecen a finales del siglo XVII, actualmente, en pleno siglo XXI, en muchos pueblos y ciudades todavía se sigue creyendo en el mal de ojo. Es frecuente utilizar la manzanilla hervida para curar problemas en los ojos. Nos ponemos pepinos para las ojeras o barro cuando nos pica una avispa.

DENUNCIAS. La persecución a estas mujeres normalmente venía precedida de una denuncia. Inmediatamente les embargaban los bienes, y si no poseían ninguno pues confiscaban los de varias generaciones. Luego la Santa Inquisición hacía investigaciones: les instaba a que escribiesen en un documento las personas que creían sus enemigos, y si la denunciante era alguna de ellas investigaban para ver si era una falsa denuncia por enemistad. 

Las podían torturar, siempre bajo la supervisión de un médico (“¡qué detalle!”) y después en los juicios la reo tenía que verificar la versión dicha bajo torturas. En España la mayoría de las veces eran absueltas. El cine, la literatura y las series se han encargado de exagerarlo todo, tanto los instrumentos de tortura utilizados como las persecuciones y condenas en la hoguera.

CONDENAS. En contra de lo que se piensa, España constituyó un ejemplo de sensatez, cordura y prudencia en la condena a las brujas. Mientras que en Europa hubo una locura brujeril, en Hispania a las brujas se las consideraba como pobres mujeres ignorantes. De hecho la mayoría eran mujeres solteras, viudas o sin familia que encontraron en estas prácticas su forma de sustento. Es más, cobraban en especias: media gallina, verduras, huevos, pan, etc. De esta forma también su delito era menor frente a los Tribunales.

Hay un dato significativo: entre 1526 y 1596 se juzgaron a 9 brujas en España y no se quemó a ninguna de ellas. En Europa, sin embargo, era frecuente llevar a las brujas a la hoguera. España no participó activamente en la denominada caza de brujas.

En Toledo estas prácticas se desarrollaron más entre los siglos XV y XVI, aunque había más tradición en el norte sobre procesos a brujas (las conocidas meigas). Las pocas que llegaron a ser condenadas a la hoguera se ejecutaban fuera de la ciudad, en el denominado brasero de la Vega. En la obra “vista y plano de Toledo” de El Greco se puede ver un palo donde supuestamente condenaban a los reos a la hoguera, a la que se llamaba “condena a relajación”.

Los procesos denominados Autos de Fe del Santo Oficio, donde se juzgaba a todos los reos, se realizaban en la catedral si eran pequeños, o en Zocodover si  eran granes. El recorrido que hacían los condenados era el mismo que hace actualmente la procesión del Corpus, y se colocaba a los sentenciados de mayor a menor delito. La comitiva se cerraba con unos muñecos de manera, que representaban a los reos condenados que habían escapado de la cárcel o que habían fallecido, a los que también se les condenaban y quemaba si llegaba el caso. A veces, se traían a condenados de otras provincias para engrandecer la celebración. Uno de los más multitudinarios contó incluso con la presencia de Felipe II.

ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO. Algunas de estas artes mágicas, junto con l nigromancia, tenían influencias musulmanas y judías. Desde antes de la propia Edad Media se las conocía como Artes o Ciencias Toledanas. Esto era debido al culto que en esta ciudad se daba a la magia y a los saberes ocultos y prohibidos. La Escuela de Traductores era la encargada de divulgar por toda Europa estos conocimientos.

Esta Escuela de Traductores se encontraba en lo que es el actual Museo de Santa Cruz, donde se guardaban muchos libros relacionados con la magia y la alquimia. Las traducciones se llevaban a cabo en los subterráneos de las múltiples cuevas que hay en Toledo. En la Edad Media se la conocía como la exciencia de Toledo. Muchas personas interesadas en estos temas acudían a Toledo a ver estos documentos traducidos de diferentes idiomas y civilizaciones

LA ESCOBA DE LAS BRUJAS. algunas de las plantas que utilizaban las brujas para curar heridas de la piel eran psicotrópicas, como la mandrógara o la belladona. Esto provocaba que además de aliviarles los dolores entrasen en un estado de evasión por las drogas consumidas. Con un palo se aplicaban los ungüentos en las partes más íntimas del cuerpo. Entre su estado de excitación por las drogas y el placer que les provocaba, bailaban y daban salto de alegría y felicidad. 

El pueblo que las veía en el campo en ese estado, lo fue propagando y desde entonces parece ser que este es el motivo por el que se las representa de esta manera.


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