Durante muchos siglos la
comunidad judía fue muy importante en España. Este pueblo tenía costumbres
propias, muy diferentes a los cristianos y musulmanes con los que convivieron.
DÍA FESTIVO. En el judaísmo el sabbat es el séptimo día de
la semana, siendo a su vez su día sagrado. Este día es el sábado, y representa
lo mismo que el domingo para los cristianos.
Durante este día no pueden
realizar ningún tipo de trabajo. Es
considerado un día de descanso y de enriquecimiento espiritual. Hay actividades
permitidas como la conversación, la lectura, el baile o el canto. También se
permite tener sexo, pues se considera el mejor día para recordar la creación
del mundo.
Los judíos fueron expulsados de
España en el año 1492 por los Reyes Católicos. La mayoría de estos judíos
llevaban siglos viviendo en la Península. No se consideraban extranjeros, era
su patria. Muchos de ellos juraron convertirse al cristianismo para permanecer
en sus casas, en su país. Fueron denominados judeocristianos.
Para demostrar su religiosidad
cristiana ante la Inquisición y los vecinos, los sábados en lugar de descansar,
abrían las puertas y ventanas de sus casas, y realizaban la limpieza de la
vivienda y de la calle. Muchos cristianos para no ser sospechosos de practicar
el judaísmo, empezaron a hacer lo mismo. Esta tradición judeocristiana se ha
extendido hasta la actualidad, de tal forma que la mayoría realizamos la
limpieza general de la casa el sábado.
ALIMENTACIÓN. La
religión judía establece de forma muy concreta aquello que se puede y no se
puede comer. A los alimentos permitidos se les denomina alimentos kosher, por
considerarse puros y apropiados.
Actualmente, las dos costumbres
más arraigadas son que la carne no se debe consumir a la vez que los lácteos y que
está prohibido comer carne de cerdo. Pero el concepto de alimentos kósher es
mucho más amplio: la carne de liebre no se debe consumir. Sólo se puede comer
el pescado que tenga aletas y escamas. Está prohibido el consumo de langostas, gambas,
camarones, ostras, cangrejos y tiburón.
También existen reglas relacionadas
con la manera de sacrificar a los animales que se pueden comer. De esta forma,
los animales que han muerto por motivos naturales, con enfermedades o defectos
en sus órganos internos, están prohibidos.
La matanza ritual judía consiste
en traspasar la garganta del animal hasta llegar a la vena central. El animal
en segundos pierde la conciencia por la falta de oxígeno en el cerebro,
mientras derrama toda la sangre. El propósito de este corte es que el animal
sufra lo menos posible. El cuchillo debe estar muy bien afilado y sin defectos.
El matarife tiene que ser religioso, estar sano y haberse preparado para
ejecutar el sacrificio.
La Torá, el libro sagrado para
los judíos, prohíbe el consumo de sangre, de modo que los animales tienes que
ser desangrados totalmente y salarse la carne antes de consumirla. Para que un
producto tenga garantía kosher tiene que estar controlado desde el comienzo del
proceso de producción hasta el envasado, teniendo en cuenta también el alimento
que se le da al animal mientras crece.
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