El Reino Visigodo en la Península se extendió desde mediados del siglo V hasta comienzo del siglo VIII. Muchos son los reyes que gobernaron durante estos años.
Desde el punto de vista
religioso, hasta el año 587 la religión que profesaban los visigodos en la
península era el arrianismo. Fue en ese año cuando el rey Recaredo decidió
bautizarse e implantar el catolicismo como religión oficial.
Aunque hasta aproximadamente el
año 576 Toledo no fue la capital del reino visigodo, podemos situar esta
leyenda en el Alcázar de Toledo hacia el año 531, pues en ocasiones era
residencia ocasional de los reyes, cuando visitaban Toledo.
Clotilde fue la esposa del rey
visigodo Amalarico que reinó desde el año 511 al 531. Por intereses políticos
se casó con Clotilde, que era una hermosa mujer, muy católica y hermana de
reyes francos.
Para poder casarse, Clotilde
fue obligada a bautizarse como arriana. La realidad es que siguió practicando
el catolicismo a escondidas de su marido.
Amalarico intento primero con promesas,
amor y buenas maneras convencer a Clotilde para que abandonase el catolicismo.
Al no convencerla, recurrió en muchas ocasiones a la violencia y a los insultos
contra su esposa.
Cuenta la leyenda que un día
que la sorprendió rezando con un crucifico en la mano, la dio una paliza y la
dejó tirada en el suelo maltrecha y ensangrentada.
Un joven caballero franco llamado
Watario fue testigo de lo sucedido. Este joven fue mandado por los hermanos de
Clotilde para que la acompañara y protegiera. Watario estaba perdidamente
enamorado en secreto de Clotilde. Al verla así la ofreció un pañuelo blanco
para que se limpiase la sangre.
Sufriendo por la violencia
continua que sufría su amada a manos del rey visigodo, decidieron que el joven
francés llevaría el pañuelo ensangrentado a los reyes francos, hermanos de
Clotilde, como prueba de lo desgraciada que era su hermana y de los ultrajes que
sufría a manos de su marido.
Tras varios días viajando por
la Galia, Watarico informó a los reyes francos sobre los sufrimientos que el
rey visigodo infringía a su hermana. Los 4 reyes galos reunieron un ejército de
30.000 hombres y llegaron hasta España para liberar a Clotilde.
Durante la batalla Amalarico
huyó, pero traicionado por uno de los suyos, los hermanos de Clotilde dieron
con él. Como castigo por la violencia causada a su hermana, decidieron ponerse
un guante de acero cada uno, y le abofetearon hasta darle muerte.
Clotilde regresó a Francia
liberada de su esposo y su violencia. La acompañaba Watario, quien siguió amándola en secreto,
guardando como un tesoro el pañuelo ensangrentado que le ayudó a liberar a su
amada del rey opresor.
Esta leyenda es una adaptación
libre del texto original escrito por Federico Mendizábal.
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