JUAN DE PADILLA. Este personaje nació en Toledo en el año 1490. Pertenecía a una ilustre familia de hidalgos toledanos, llegando a ser regidor de la ciudad. Dirigió la sublevación de las ciudades de Castilla contra el rey Carlos I de España y V de Alemania. A este conflicto se le denominó “la Guerra de las Comunidades de Castilla”.
Tras obtener algunos éxitos
militares fue derrotado en Villalar (Valladolid). Le ejecutaron en esta ciudad,
junto con los otros líderes de la rebelión, Juan Bravo y Francisco Maldonado.
Su viuda, María Pacheco, sostuvo por algún tiempo más la rebelión de Toledo, hasta
febrero del año 1522. Tuvo que irse a Portugal, donde acabó sus días viviendo
de la caridad.
Toledo le hizo un reconocimiento,
dando su nombre a la plaza donde estaba situada su casa (la plaza de Padilla). La
casa donde vivió el matrimonio en Toledo fue destruida por orden del rey,
esparciéndose sal, con el objetivo de que en el terreno no volviera a crecer la
hierba.
En el año 2015, en esta misma
plaza, le erigieron la estatua de la foto que os dejo. Mide 2,57 metros, pesa
casi una tonelada y está hecha en bronce.
GARCILASO DE LA VEGA.
Poeta renacentista que nace en Toledo en el año 1503. Perteneció a una familia
noble castellana. Muy joven se integró en la Corte del rey Carlos I de España,
donde fue educado en las letras, la música y la destreza militar.
Ingresó en la Orden de Santiago y
participó en muchas expediciones militares, llegando a ser nombrado caballero
en el año 1523, sirviendo como miembro de esta orden con el Duque de Alba.
Como poeta su obra se publicó una
vez fallecido. Se le atribuye la introducción del endecasílabo en España. La
mayoría de su obra hace referencia al amor de Garcilaso hacia una joven
portuguesa, Isabel Freyre, cuya muerte prematura le influyó en sus poemas de
amor.
En su última batalla a las
órdenes del rey Carlos I le hirieron gravemente, falleciendo en Niza con 33
años. Su estatua se encuentra en la plaza de San Román, mirando a la iglesia
donde está enterrado, la iglesia de San Pedro Mártir.
EL CARDENAL SANCHA.
Nació en el año 1833. Después de una vida religiosa, en el año 1898 fue
nombrado arzobispo primado de Toledo. Lideró unidad de los católicos. Promovió
e imprimió un estilo propio al Seminario, enfocándolo hacia una recta formación
intelectual y espiritual. Cuando llegó a Toledo se encontró con una ciudad
decadente, tanto en lo social como en lo político y eclesiástico.
Dedico todos sus esfuerzos en la
ayuda a la clase obrera, impulsando el sindicalismo católico, promovió la fundación
de periódicos católicos con el propósito de conciliar diferentes ideologías.
Se le apodó el “Padre de
los pobres” por su labor con los más necesitados. Un mes de febrero de 1909
falleció, después de llevar ropa y comida a los más desfavorecidos de los
arrabales de Toledo. La clase social más baja de la ciudad contribuyó a
sufragar el importe de su lápida, donde se podía leer el epitafio “Vivió pobre,
murió paupérrimo”.
Fue un hombre lleno de afecto y caridad, que acudía donde la miseria y la pobreza acechaba a los más pobres. Se le beatificó en Toledo en octubre de 2009. Sus reliquias se encuentran en la capilla de San Pedro de la catedral de Toledo.
El reconocimiento de Toledo a su
labor lo podemos ver en forma de escultura en la Plaza del Padre Juan de
Mariana, con la catedral al fondo, como testigo de su labor.
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