lunes, 5 de abril de 2021

UN CUERNO, UN BALCÓN Y SOMBREROS EN LA CATEDRAL DE TOLEDO.

 -UN CUERNO. Suspendido sobre una cúpula de la catedral, concretamente al entrar por la Puerta del Reloj a la izquierda, podemos observar un enorme cuerno sujeto con una cadena.

Hay varias versiones sobre la razón por la que se encuentra hay ese cuerno: se sospecha que pueda corresponder a uno de los bueyes que transportaban las piedras que sirvieron para construir la catedral, y que murió a consecuencia del gran esfuerzo realizado.

Otros afirman que debido al tamaño y a la forma curva del cuerno se parece más el cuerno de un elefante.

Por último, están los que relacionan a ese cuerno con los mozárabes. Dado que los musulmanes prohibieron la utilización de las campanas como llamada a la oración, los mozárabes utilizaban esta especie de bocina como aviso del comienzo de la homilía.

Muy cerca de este curioso elemento, se encuentran junto a las columnas más cercanas, y no en el suelo sino a media altura, las sepulturas de algunos de los personajes que fallecieron durante la construcción de la catedral.

-UN BALCÓN.  Si seguimos mirando hacia arriba y nos fijamos en el órgano lateral izquierdo, justo frente a éste podemos ver una tribuna. En ella durante muchos años se instalaban los familiares del arzobispo para escuchar la misa. Incluso, en algunas ocasiones los mismo Reyes Católicos la utilizaron para oír la ceremonia. Por esta razón algunos escritos del siglo XVI denominan a esa tribuna “el mirador de los Reyes Católicos”.

-SOMBREROS COLGANTES. Suspendidos de las bóvedas de la catedral de Toledo, sujetos del techo con un cordón rojo, podemos observar unos sombreros también rojos.

Estos sombreros se llaman “Capelos Cardenalicios”. Bajo ellos se encuentran las tumbas o fosas de los cardenales a los que pertenecieron. El nombre procede del italiano “cappello” y fueron impuestos por el Papa Inocencio IV en el año 1425. Aunque los hay en muchas catedrales, se dice que los que hay en la de Toledo son los originales.

A modo de leyenda, la tradición cuenta que el capelo permanece suspendido hasta que el cardenal entra definitivamente en el cielo. De esta forma se quería simbolizar, que por mucho reconocimiento y dogma que dejes en la tierra, ésta siempre es pasajera.

Como curiosidad comentar que aquí también se encuentra el sombrero de Gil Albornoz, que fue el cardenal que fundó en Bolonia el colegio español. El apodo de “bolos”, con el que se conoce actualmente a los toledanos, procede de esta circunstancia, pues cuando los estudiantes toledanos volvían de vacaciones, los propios habitantes de Toledo se referían a estos estudiantes como “los bolos”.

Por cierto, en otros templos cristianos, podemos observar que el color puede ser de varios colores: rojo, verde, púrpura o negro. Asimismo, también varía el número de borlas que cuelgan del sombrero. Esto nos indica los diferentes grados eclesiásticos que tiene la iglesia reconocidos: cardenal, arzobispo, prelado, abad, capellán, etc.





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