-UN CUERNO. Suspendido sobre una cúpula de la catedral, concretamente al entrar por la Puerta del Reloj a la izquierda, podemos observar un enorme cuerno sujeto con una cadena.
Hay varias versiones sobre la razón por la que se encuentra hay ese cuerno: se sospecha que pueda corresponder a uno de los bueyes que transportaban las piedras que sirvieron para construir la catedral, y que murió a consecuencia del gran esfuerzo realizado.
Otros afirman que debido al
tamaño y a la forma curva del cuerno se parece más el cuerno de un elefante.
Por último, están los que
relacionan a ese cuerno con los mozárabes. Dado que los musulmanes prohibieron
la utilización de las campanas como llamada a la oración, los mozárabes
utilizaban esta especie de bocina como aviso del comienzo de la homilía.
Muy cerca de este curioso elemento, se encuentran junto a las columnas más cercanas, y no en el suelo sino a media altura, las sepulturas de algunos de los personajes que fallecieron durante la construcción de la catedral.
-SOMBREROS COLGANTES.
Suspendidos de las bóvedas de la catedral de Toledo, sujetos del techo con un
cordón rojo, podemos observar unos sombreros también rojos.
Estos sombreros se llaman
“Capelos Cardenalicios”. Bajo ellos se encuentran las tumbas o fosas de los
cardenales a los que pertenecieron. El nombre procede del italiano “cappello” y
fueron impuestos por el Papa Inocencio IV en el año 1425. Aunque los hay en
muchas catedrales, se dice que los que hay en la de Toledo son los originales.
A modo de leyenda, la
tradición cuenta que el capelo permanece suspendido hasta que el cardenal entra
definitivamente en el cielo. De esta forma se quería simbolizar, que por mucho
reconocimiento y dogma que dejes en la tierra, ésta siempre es pasajera.
Como curiosidad comentar que
aquí también se encuentra el sombrero de Gil Albornoz, que fue el cardenal que
fundó en Bolonia el colegio español. El apodo de “bolos”, con el que se conoce
actualmente a los toledanos, procede de esta circunstancia, pues cuando los
estudiantes toledanos volvían de vacaciones, los propios habitantes de Toledo
se referían a estos estudiantes como “los bolos”.
Por cierto, en otros templos
cristianos, podemos observar que el color puede ser de varios colores: rojo,
verde, púrpura o negro. Asimismo, también varía el número de borlas que cuelgan
del sombrero. Esto nos indica los diferentes grados eclesiásticos que tiene la
iglesia reconocidos: cardenal, arzobispo, prelado, abad, capellán, etc.
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