Esta preciosa iglesia toledana es un templo que nos da la bienvenida al entrar por la puerta de Bisagra a la ciudad de Toledo. Es denominada por muchos la catedral mudéjar.
Con toda probabilidad fue una mezquita durante la
dominación musulmana. La
torre seguramente era un antiguo alminar, torre musulmana anexa a la mezquita
para llamar a la oración a los fieles.
Hacia el siglo XIII, ya conquistada la ciudad por los cristianos,
se añadió la parte de la torre donde se encuentran las campanas. Que fuese un
alminar musulmán se deduce porque la torre está aislada de la iglesia, hecho
que ocurría con las torres de las mezquitas. De hecho había que salir de la
mezquita y subir al alminar para convocar a los creyentes.
Los
arrabales son barrios característicos de las ciudades islámicas, que aparecen como
consecuencia del crecimiento de la población fuera de las murallas principales
o de la zona más céntrica. Allí suelen vivir las personas más pobres.
En Toledo surgieron
dos arrabales con sus propias mezquitas, baños e incluso mercados. El barrio de
la Antequeruela y el de Santiago, donde se encuentra la iglesia de Santiago del
Arrabal, de donde proviene su nombre.
La actual iglesia posiblemente
se fundara por Alfonso VI, después de reconquistar la ciudad, hacia el año 1088,
debido a que la población de este arrabal no tenía parroquia. Como consecuencia
de los grandes asedios a que era sometida la ciudad en aquella época, y dada la
cercanía del templo a la muralla defensiva, acabó en ruinas como muchos otros
templos de la ciudad.
Después de la batalla de las
Navas de Tolosa de 1212, la frontera se retrasa más de 200 kilómetros hacia el
sur. Años después, los Caballeros de Santiago con el apoyo económico del rey
Sancho II reconstruyen la iglesia.
La espectacular iglesia que
ahora se ve es producto primero de una gran restauración después de la Guerra
Civil española, donde se derribaron una serie de casas que tapaban las fachadas
laterales de la iglesia.
La segunda gran rehabilitación
de principios del siglo XXI, se llevó a cabo tanto en tejados, traviesas
podridas del techo, el asiento de la torre que amenazaba con caerse, humedades
y las hendiduras de algunos de sus muros, así como su retablo principal.
Desde el punto de vista
arquitectónico podemos observar una iglesia de ladrillo y mampostería con tres
espectaculares naves de triple ábside, influencia del mudéjar castellano. Llama
la atención que los ábsides exteriores no son redondeados, sino que son
poligonales, adaptando así la construcción al ladrillo.
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