En el patio de armas del Alcázar podemos observar una escultura del emperador Carlos I de España y V de Alemania. El nombre del conjunto se llama Carlos V y el Furor. El original de esta escultura está en el Museo del Prado de Madrid, siendo ésta una copia.
Fue encargada por el propio
rey, aunque cuando se terminó, Carlos I ya había fallecido. Hay quien afirma
que representa la furia del monarca contra los protestantes. Otros que es la
ira contra los turcos. El enemigo, sea cual sea, está encadenado a los pies de
la escultura.
En la copia que hay en el
Alcázar de Toledo, la escultura de bronce muestra a Carlos V vestido como un
legionario romano, con una lanza en su mano derecha y un pequeño sable curvado en
la mano izquierda con la empuñadura en forma de cabeza de águila.
En la base de la escultura aparece
el hombre dominado y cautivo, rodeado de diversos objetos relacionados con la
guerra: una maza, un tridente, una pequeña espada, un casco, un escudo, un
carcaj de flechas, etc. También podemos observar que tiene un balazo en el
estómago, que se produjo durante el asedio al alcázar.
Lo curioso es que parte de la
escultura original es desmontable, ya que la armadura que lleva puede quitarse,
quedando el cuerpo desnudo, imitando a las esculturas grecorromanas que
representaban a emperadores y a dioses.
La estatua ha estado situada
en diferentes lugares de Madrid y alrededores. En Toledo, concretamente estuvo
desde principios del siglo XX hasta el final de la guerra civil española,
momento en que se trasladó al Museo del Prado.
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