Este instrumento musical ha sido utilizado desde épocas muy antiguas. Fue utilizado por la iglesia católica en el siglo quinto. Probablemente fuese un papa el que encargó fundir en este siglo la primera campana en Nápoles, concretamente en la región de Campania. De esta región precisamente procede su nombre.
A partir del año 604 otro Papa
ordenó colocar campanas en las torres de iglesias y ermitas con el objetivo de
reunir a una hora concreta a los feligreses, y así sigue en la actualidad.
Dependiendo de su sonido nos comunican
una información concreta. También transmiten emociones: de alegría cuando
suenas a días festivos, de tristeza cuando nos informa de que alguien ha
fallecido. Antiguamente también tocaban alarmándonos cuando había un incendio.
A las campanas se les denomina
con un nombre relacionado con su dedicación, forma, tamaño, o por el toque para
el que se utiliza. A la de la catedral de Toledo se la nombra oficialmente por el
santo al que está dedicada, San Eugenio. Sin embargo, el pueblo desde siempre
la ha denominado por su tamaño, La Campana Gorda, y así se la conoce.
La de la catedral de Toledo es
la más grande de España, aunque está rajada y no se usa. La de la catedral de
Pamplona es la más grande que todavía se usa.
En Toledo se celebra cada año
el denominado Concierto de Campanas con motivo de la Semana Grande del Corpus
Christi. Cuenta con la participación de diferentes campanarios de iglesias y conventos
del Casco Histórico.
Durante muchos siglos la vida
de los pueblos ha estado marcado por los sonidos de las campanas, aunque ya no
se usan y los hemos olvidado. Había muchísimos toques. Los más tradicionales de
esa época eran los siguientes:
- Al amanecer llamaba a la
oración y marcaba el inicio de la jornada laboral.
- A mediodía anunciaba El
Ángelus y marcaba el descanso para comer.
- Al atardecer otra vez a
oración y anunciaba el fin de la jornada de trabajo.
- Luego estaban los tres toques
de ”ir a misa”: media hora ante, quince minutos antes y un minuto antes de celebrarse
la misa.
Algunos toques peculiares eran:
- Toque de agonía, que se escuchaba cuando
el enfermo se encontraba a punto de fallecer. Se tocaba para que los fieles
rezasen por el enfermo y el agonizante recibiera la extrema unción.
- Toque a muerto o a difunto, que
diferenciaba entre adultos, por sexos y clase social. También se distinguía si
eran niños, considerados así los que todavía no había recibido la primera comunión.
Curiosamente, había tres días
al año que las campanas no se podían tocar, que iba desde la misa del Jueves
Santo hasta la misa del Sábado Santo.
Otros toques:
- Muerte y nombramiento del
papa.
- Fallecimiento de un canónigo
o de un obispo.
- Toque de rogativas, en el
que se tañían las campanas mientras tenía lugar la procesión pidiendo agua para
los campos o el cese de una peste.
- Toque de fiesta.
- Toque de procesiones.
- Toque al rosario. En
Pamplona, durante los sábados del mes de octubre, se toca para acudir al
Rosario de los Esclavos.
- Toque de vísperas de fiesta.
- Toque de ánimas.
- A concejo: convocatoria a
los vecinos para tratar los asuntos generales del pueblo.
- Toque de apertura y cierre
de las puertas de la ciudad.
- Agrupación de ganado: toque
para sacar de las casas el ganado y concentrarlo en un lugar del pueblo para
llevarlo a pastar a terrenos comunales.
- A rebato por una alarma
general.
- Toque de la llegada del
médico o del veterinario al pueblo, para avisar del momento de la consulta.
- Alarma: en tiempo de guerra,
para avisar de la llegada del enemigo o de acontecimientos importantes como la
caída de una ciudad o el fin de la guerra.
- Toque de queda, utilizado en
caso de guerra o de una situación de alerta temporal. Prohíbe circular por las
calles al anochecer.
- Toque de riesgo de tormentas
o de conjuros.
- Toque de anuncio de la
llegada del rey, o del Obispo.
- Toque de perdidos, usado
para orientar a los extraviados o buscar al perdido.
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