sábado, 2 de marzo de 2024

UNA CALLE ROBADA Y UN HOMBRE DE PALO EN TOLEDO.

 

La calle toledana que va desde el final de la calle comercio, las más céntrica y transitada de la ciudad, hasta la bajada a la catedral, se llama Hombre de Palo.

Se la empezó a llamar así en el siglo XVII. Hay varias teorías sobre la razón de tan curioso nombre:

- Una dice que había en esta calle un muñeco estático de madera, que llevaba una hucha para recaudar dinero con el propósito de construir un hospital cerca de esta calle, conocido con los años como Nuncio Viejo.

- Otra afirma que hubo un pequeño robot autómata de madera que daba vueltas en esta calle. Llevaba un escudo en un brazo y un palo con un talego en el otro brazo. Se colocó aquí para aplaudir el regreso al catolicismo de Inglaterra.

-Por último, hay quien dice que este autómata de madera existió, pero que fue construido por Juanelo Turriano para subsistir a la pobreza en que estuvo sumido. La razón de esta penuria fue debida a que el rey Felipe II le mandó construir el llamado “Artificio de Juanelo”, para trasladar el agua desde el Tajo al Alcázar. Pero cuando terminó el monarca no le pagó la obra.

Este muñeco mecánico al parecer hacía una reverencia cuando recibía algunos maravedís de los transeúntes que pasaban por esta calle.

Algunas crónicas afirman que la Inquisición quemó este muñeco de palo, porque lo consideraban obra del demonio.

Si quieres saber muy resumida la interesante historia del inventor Juanelo Turriano y la curiosa foto de la recreación en madera del artificio de Juanelo, visita mi blog haciendo un clik en el link: https://descubretoledoconmanuel.blogspot.com/2019/09/juanelo-turriano-matematico-inventor.html

CALLE ROBADA.

Nada más empezar la calle a la izquierda podemos observar un callejón sin salida. La pared del fondo pertenece al claustro de la catedral.

Durante la Edad Media en esta ubicación había una calle y en los alrededores se encontraba la judería chica, ocupada por muchos pequeños comercios regentados por judíos.

Curiosamente, hacia 1391 esta zona sufrió un gran incendio que asoló todos estos comercios de los judíos. El cabildo catedralicio aprovechó la ocasión para expropiar toda esta superficie, construyendo posteriormente lo que es el actual claustro de la catedral, robando la calle a la ciudad de Toledo para incorporarla al claustro, lo que dio lugar a este callejón sin salida y al actual trazado de la calle.

Algunas fuentes afirman que hay documentos firmados con anterioridad a este incendio, en los que aparecen los planos del claustro de la catedral.

Como recuerdo de esta judería sólo queda el nombre de la calle que hay frente a este callejón, la calle de la Sinagoga.








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