jueves, 16 de diciembre de 2021

RUINAS DEL CONVENTO DE SAN PABLO DEL GRANADAL EN TOLEDO.

 

Situados a los pies de las escaleras mecánicas del Miradero, podemos encontrar a su derecha unos restos en ruinas muy llamativos. Estos restos pertenecen al antiguo convento llamado San Pablo del Granadal. Se descubrieron en febrero del año 2013 al empezar las obras de las escaleras mecánicas. También apareció un desagüe de época romana.

Hay documentos que hacen referencia a la existencia en este lugar de una iglesia propiedad de la catedral a mediados del siglo XII, rodeada de un enorme huerto con granados. Más tarde, en torno al año 1229, el rey Fernando III compra estos terrenos al cabildo catedralicio y se los cede a los dominicos que fundan este Convento de San Pablo del Granadal.

En esta zona el Tajo tenía dos grandes brazos con una enorme isla central denominada la isla de Antolínez. El tramo derecho se desbordaba con frecuencia. Con estas crecidas del río el convento se inundaba con frecuencia, lo que provocaba muchos desperfectos, humedades, mosquitos y condiciones malsanas, además de enfermedades como el paludismo.

Esta situación hizo que hacia el año 1407 los dominicos se marchasen del convento de San Pablo a una zona más salubre dentro de la muralla, concretamente a lo que ahora es la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, y que fue el grandioso convento de San Pedro Mártir.

En mi blog puedes leer y ver fotos sobre este esplendoroso convento de San Pedro Mártir: https://descubretoledoconmanuel.blogspot.com/2019/09/convento-de-san-pedro-martir-en-toledo.html

Los dominicos siguieron cuidando el huerto, aunque la iglesia y el edificio se destinó a casa de labranza. Tras varios años se fue deteriorando debido al desuso, las inundaciones que provocaba el río y la utilización del lugar como escombrera que se arrojaba desde la parte alta de la falda de la ladera. Con el tiempo el río se encauzó tal y como ahora lo conocemos, reduciéndolo a un solo cauce. La isla de Antolínez desapareció y la superficie del huerto se hizo más grande.

A raíz de las desamortizaciones del siglo XIX, las ruinas del antiguo convento y sus propiedades fueron adquiridas por un particular, José Safón, siendo utilizado como casa de labranza para los jornaleros campesinos que cultivaban el huerto. Posteriormente, con la construcción de la carretera entre el Tajo y el Convento la fachada se derrumbó.

Aparte de estas ruinas que podemos observar en las fotos que os dejo, este convento tenía un pozo con un maravilloso brocal árabe, probablemente procedente de la Gran Mezquita árabe, ubicada en lo que hoy es la catedral. Los dominicos se lo llevaron a San Pedro Mártir y actualmente lo podemos observar en el Museo Provincial.

Durante mucho tiempo se creyó que en la leyenda árabe del brocal ponía que del pozo se obtenía agua milagrosa, cuando en realidad lo que pone es que ese pozo fue realizado para la mezquita aljama de Toledo en el año 1032. 








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