Situados a los pies de las escaleras mecánicas del Miradero, podemos encontrar a su derecha unos restos en ruinas muy llamativos. Estos restos pertenecen al antiguo convento llamado San Pablo del Granadal. Se descubrieron en febrero del año 2013 al empezar las obras de las escaleras mecánicas. También apareció un desagüe de época romana.
Hay documentos que hacen referencia
a la existencia en este lugar de una iglesia propiedad de la catedral a mediados
del siglo XII, rodeada de un enorme huerto con granados. Más tarde, en torno al
año 1229, el rey Fernando III compra estos terrenos al cabildo catedralicio y
se los cede a los dominicos que fundan este Convento de San Pablo del Granadal.
En esta zona el Tajo tenía dos
grandes brazos con una enorme isla central denominada la isla de Antolínez. El tramo
derecho se desbordaba con frecuencia. Con estas crecidas del río el convento se
inundaba con frecuencia, lo que provocaba muchos desperfectos, humedades,
mosquitos y condiciones malsanas, además de enfermedades como el paludismo.
Esta situación hizo que hacia el
año 1407 los dominicos se marchasen del convento de San Pablo a una zona más salubre
dentro de la muralla, concretamente a lo que ahora es la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales, y que fue el grandioso convento de San Pedro Mártir.
En mi blog puedes leer y ver
fotos sobre este esplendoroso convento de San Pedro Mártir: https://descubretoledoconmanuel.blogspot.com/2019/09/convento-de-san-pedro-martir-en-toledo.html
Los dominicos siguieron cuidando
el huerto, aunque la iglesia y el edificio se destinó a casa de labranza. Tras
varios años se fue deteriorando debido al desuso, las inundaciones que provocaba
el río y la utilización del lugar como escombrera que se arrojaba desde la
parte alta de la falda de la ladera. Con el tiempo el río se encauzó tal y como
ahora lo conocemos, reduciéndolo a un solo cauce. La isla de Antolínez
desapareció y la superficie del huerto se hizo más grande.
A raíz de las desamortizaciones del
siglo XIX, las ruinas del antiguo convento y sus propiedades fueron adquiridas por
un particular, José Safón, siendo utilizado como casa de labranza para los jornaleros
campesinos que cultivaban el huerto. Posteriormente, con la construcción de la
carretera entre el Tajo y el Convento la fachada se derrumbó.
Aparte de estas ruinas que
podemos observar en las fotos que os dejo, este convento tenía un pozo con un maravilloso
brocal árabe, probablemente procedente de la Gran Mezquita árabe, ubicada en lo
que hoy es la catedral. Los dominicos se lo llevaron a San Pedro Mártir y actualmente
lo podemos observar en el Museo Provincial.
Durante mucho tiempo se creyó que
en la leyenda árabe del brocal ponía que del pozo se obtenía agua milagrosa, cuando
en realidad lo que pone es que ese pozo fue realizado para la mezquita aljama
de Toledo en el año 1032.
No hay comentarios:
Publicar un comentario