En la Edad Media se
consideraba hidalgo a aquella persona que por su estirpe formaba parte del
estamento inferior de la nobleza. La palabra hidalgo proviene de la expresión
“hijo de algo”. En el Cantar del Mío Cid se les llamaba fijodalgos.
Tuvieron su origen en los
primeros años de la Reconquista en el norte de España. Se les consideraba
hombres libres dedicados a las armas y a sus posesiones. Era necesario tener un
caballo y armas para poder ayudar al rey cuando les necesitase.
La hidalguía no se consideró
como nobleza hasta el siglo XIII, cuando fueron redactadas las Partidas por
parte del rey Alfonso X “El Sabio”. Esta condición se va trasmitiendo de padres
a hijos. Es conveniente aclarar la diferencia entre caballero e hidalgo. No fue
hasta el siglo XV cuando los caballeros podían ser hidalgos si eran capaces de
mantener a su costa durante un año caballo y armas.
Algunos de los muchos
privilegios que tenían eran los siguientes: si eran condenados a prisión estaban
en cárceles aparte del resto de presos, si eran condenados a muerte les
ajusticiaban con armas y no se les ahorcaba por considerarse ésta ejecución
degradante, no pagaban tributos ni realizaban servicios, si tenían deudas no
les podían quitar los bienes, salvo aquellas deudas contraídas con el Rey, etc.
La gran mayoría de
caballeros e hidalgos que acompañaban a Alfonso VI en la reconquista de Toledo
en el año 1085, procedían de las tierras conquistas por los monarcas cristianos
castellanos y leoneses. De ahí que muchos de los apellidos de estos hidalgos
eran: Gallego, León, Toro, Astorga, etc. Estos hidalgos, caballeros y en
ocasiones algún conde, repoblaron Toledo junto a los mozárabes, castellanos y
órdenes militares, siendo la primera referencia nobiliaria en la provincia,
llegando algunos de ellos a ser gobernadores o alcaldes de Toledo, como Pedro
Alguacil o Rodrigo Fernández de Castro.
Con los siglos algunas de
estas familias dieron origen a las conocidas como grandes casas y patrimonios
nobiliarios como los Álvarez de Toledo, los Ayala o los Dávila y otras muchas
que formaron parte de la nobleza toledana.
Alfonso VI para potenciar la
repoblación de la ciudad y por la necesidad de aumentar el número de
combatientes en el ejército permitió, mediante fueros, acceder libremente al
ejército de caballería a los mozárabes toledanos que quisieran y tuvieran
medios para cabalgar. Años más tarde,
Alfonso VIII, para seguir repoblando las tierras conquistadas libera de muchos
impuestos a los Caballeros, extendiéndose está exención a los eclesiásticos y
en Toledo a los que tuviesen casa, tierras y mujer en la ciudad. Sin embargo,
todos los vecinos de una ciudad debían pagar ciertos servicios, como era
contribuir para las fortificaciones o muros, costumbre que se mantiene en vigor
hasta la Edad Moderna.
En definitiva, la ciudad de
Toledo en los siglos XII y XIII tuvo un carácter marcadamente militar y
mercantil, por lo que en su población debió tener un gran peso la nobleza. De
ahí las exenciones y privilegios de sus moradores, ya fuesen hidalgos o
caballeros.
Muchos de estos nobles
contribuyeron al desarrollo de muchos de los grandes conventos actuales de
Toledo. Puedes leer cómo en mi blog:
Convento de Santa Isabel de
los Reyes: https://descubretoledoconmanuel.blogspot.com/2019/11/convento-de-santa-isabel-de-los-reyes.html
Convento de Santa Clara: https://descubretoledoconmanuel.blogspot.com/2020/01/convento-de-santa-clara.html
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