Mientras en Europa durante
la Edad Media con motivo del resurgimiento del comercio aparecen las posadas,
fondas y albergues, en España aparecen las “Ventas” en medio de los caminos o a
las entradas de las ciudades. Aquí los viajeros podían descansar y dormir con
sus caballos, mulos enjaezados o borricos y comer a cambio de dinero. También
solían alojarse los clérigos, estudiantes, pastores o peregrinos.
El nombre de Venta se debe a
que allí se alojaban principalmente los que tenían por objetivo vender sus productos
en los mercados y ferias que se celebraban en la ciudad donde se encontraba la
Venta. En ocasiones los hospedajes también hacían la función de casa de juegos.
Estos alojamientos
proliferaron entre otras razones, debido a sus bajos precios y a que, quien
quisiera y pagara, también podía conseguir una mujer a precios bajos. Solían
ser muy grandes y recibían a grandes grupos de viajeros de toda clase social,
tanto a grandes mercaderes como a vendedores ambulantes que acudían a las
grandes ferias y mercados de ciudades como Toledo o Talavera.
No tenían buenas condiciones
sanitarias. Los huéspedes tenían que instalarse en habitaciones grandes
comunes, incluso compartiendo cama. En algunas se llegaban a alojar en los
establos junto al ganado y en otras el ganado estaba en la planta baja y los
inquilinos en la parte alta. Poseían grandes porches exteriores. Solían estar
junto a pequeñas iglesias.
En Toledo recordamos la Venta de Caravantes, la Venta Carranza,
la Venta del Alma o la Venta de Aires, entre otras. Algunas de ellas siguen en
pie en la actualidad, convertidas en
lugares de ocio, manteniendo el nombre de Venta.
Estaban situados en la
carretera que viene desde los Montes de Toledo hacia la ciudad de Toledo, dirección
al Puente de San Martín, entrada natural a la ciudad desde esta demarcación. No
en vano esta zona era el lugar desde el que procedían la leña, el carbón o la
piedra para la construcción.
Algunas fueron visitadas por
personajes ilustres de la literatura y las artes como Galdós, Cervantes o el
Lazarillo de Tormes en la Venta del Alma. En la Venta de Aires acudían con
frecuencia a comer los integrantes de la conocida como Orden de Toledo como Dalí,
Luis Buñuel, etc. Si quieres conocer en profundidad a esta Orden, puedes
visitar mi blog: https://descubretoledoconmanuel.blogspot.com/search?q=orden+de+toledo
Hay quien afirma que en la
Venta del Alma tuvieron lugar los episodios amorosos que dieron lugar a la
encarcelación del Arcipreste de Hita.
De la función de estas “Posadas”
sólo queda el recuerdo de haber sido el oasis de caminantes y arrieros, refugio
de carros, carretas y caballos atados a las argollas que en sus paredes estaban
incrustadas. Con la aparición del tráfico estas ventas fueron perdiendo su función
y los alojamientos se fueron instalando dentro de la ciudad.
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